El imán de Sidi Embarek, Ahmed Liazid, condenó el delito
desde la fe musulmana con una alusión directa a uno de los
pasajes del Corán. Aquella que expone que el asesinato de
una persona es un asesinato a toda la humanidad. Este
rechazo absoluto a la violencia vertebró el discurso del
líder musulmán.
Liazid abogó por una educación temprana basada en valores
contrarios al odio y la muerte que son fuente de la ética
humana universal. Invitó a orar a los presentes, que con una
clara mayoría de musulmanes, resultó muy emotivo.
El mensaje del vicario de la diócesis de Cádiz y Ceuta,
Francisco Correro Tocón, se centró en la reivindicación
básica del cuidado de los niños, que son los individuos más
indefensos de la sociedad. La vulnerabilidad de los más
pequeños se asemeja a la fragilidad de un pequeño árbol que
los alumnos de ‘Mare Nostrum’ plantaron para recordar
siempre a una compañera que no volverá.
Una reflexión muy interesante que realizó Correro resulta el
hecho de que la sociedad no debe acostumbrarse a ver la
muerte en sus semejantes. Esta situación no puede
interiorizarse porque el ejemplo que se infringirá a los
niños, no será adecuado para su futuro.
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