Las
cosas han cambiado mucho, muchísimo, desde los años
del GIL, aunque el maremoto marbellí haga temblar a
cualquiera y haya vuelto a sembrar la duda sobre la
conveniencia de dejar sueltas las competencias
urbanísticas, un foco de corrupción endémica. Pero,
quizá haya problemas que sea necesario solucionar
con valentía, desempolvando la devolución de las
políticas urbanísticas....
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