Inma Shara y la orquesta sinfónica de Frankfurt no
defraudaron. La directora se volcó con cada una de las obras
que se interpretaron durante el concierto de inauguración
del Teatro Auditorio de la Manzana del Revellín. Los
compositores románticos hicieron las delicias de los
asistentes. Dos bises corroboraron el gran éxito de todas y
cada una de las obras que se interpretaron. El apoteosis
llegó con la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvorák. El
último movimiento. el allegro non fuoco, quizá la pieza más
conocida, demostró la gran acústica de la sala creada por el
arquitecto portugués Álvaro Siza.
Como no podía ser de otra manera, Inma Shara y la sinfónica
de Frankfurt no defraudaron. La inauguración del Auditorio
de la Manzana del Revellín fue un éxito. Desde los primeros
acordes hasta los ‘bises’ que un público entregado solicitó
con sus aplausos y poniéndose en pie. El Auditorio de Siza
se inauguraba con la Obertura ‘Coriolano’ op.62 de Ludwig
van Beethoven; las cuerdas primero; luego los vientos.
Un grupo musical entregado y una directora que vivió cada
uno de los compases. La segunda de las obras que se
interpretaron fue la que Shara denominara en rueda de prensa
un “caramelo”. En efecto, un deleite para los oídos de todos
los asistentes, que disfrutaron de solos de clarinete y
flauta travesera. El Preludio Sinfónico de Giacomo Puccini,
compuesto a sus dieciséis años, demostró la calidad técnica
de todos los componentes de la sinfónica. La primera parte
finalizó con veinte minutos de Tchaikovski. La mítica ‘Romeo
y Julieta’ demostró el lado más romántico de Shara, quien se
entregó por completo a las melodías que salían del violín
‘concertino’, de los violoncellos y del cuerno inglés. Tras
una pausa de quince minutos, Shara volvió llena de energía
con la composición que demostró la gran calidad acústica del
Teatro Auditorio creado por Álvaro Siza. La Sinfonía no.9 en
mi menor Op.95 o más conocida como ‘Sinfonía del Nuevo
Mundo’ supuso, en efecto, un nuevo horizonte cultural para
Ceuta con estas instalaciones.
Hubo algunos tímidos aplausos por la emoción tras el primer
movimiento de la obra de Antonin Dvorák -según la tradición,
no está ‘permitido’ aplaudir hasta que finalice la
composición al completo-. Después del allegro con fuoco, y
con Inma Shara entregada por completo al placer de la
música, los asistentes pidieron más. Después de que la
directora agradeciera el trabajo realizado a todos los
componentes de la orquesta, el primero de los bises fue el
de la danza no.1 de Brahms, en el cual se disfrutó de un
final apoteóstico. Shara dio las gracias también al público
por poder estar en esta “casa de la música”. La nota de
color la puso el segundo bis, una zarzuela de Luis Alonso
que hizo brillar las castañuelas y le dio un toque muy
castizo a la noche. Los componentes de la sinfónica de
Frankfurt se mostraron sonrientes y satisfechos tras la
finalización del evento. Sin duda el concierto ha sido uno
de los mejores broches para la inauguración.
|