La mañana del día de la inauguración del Gran Teatro
Auditorio de la Manzana del Revellín fue frenética. El
arquitecto Álvaro Siza paseó por las instalaciones; con su
batuta, Inma Shara interpretó junto a la sinfónica de
Frankfrurt los pasajes principales de las obras que se
representaron por la tarde y el ingeniero Daniel E. Commins
estuvo pendiente de la acústica.
A las 10:00 horas todo estaba preparado para que sonaran los
primeros acordes de la Obertura ‘Coriolano op.62’ de Ludwig
van Beethoven. A la batuta de Inma Shara, la orquesta
sinfónica de Frankfurt llenó el escenario del auditorio de
la Manzana del Revellín. Sin embargo, Shara y los artistas
no fueron los únicos que pasearon por las instalaciones
antes de su inauguración. El arquitecto y creador de esta
obra, el portugués Álvaro Siza, paseó de forma íntima,
pensativo y muy concentrado por la planta baja y el
escenario. Además, también visitó algunos de los camerinos y
pudo observar, junto a su compañero Avelino Silva, el
trabajo que se ha estado llevando a cabo durante estos
últimos meses.
EL PUEBLO, que estuvo presente en este recorrido, pudo
comprobar el interés y el cariño que este artista ha puesto
en cada uno de los rincones de la Manzana del Revellín que,
para deleite de los ceutíes. Siza, que también ha ganado el
concurso para renovar el Atrio de la Alhambra de Granada, no
pierde sus orígenes y su profesionalidad e inspeccionó hasta
el más mínimo detalle. Incluso estuvo bromeando con Daniel
E. Commins cuando se explotaron varios globos blancos en el
centro del escenario para conocer la acústica. El ingeniero
Commins estuvo muy atento a los sonidos con un ordenador
portátil y unos cascos. Entre sus grandes proyectos están la
Ópera de la Bastilla, la ópera de París y salas de concierto
y óperas en Montpellier, Brest, Nancy, Lyon, Montreal, Los
Ángeles, Laussane, Génova, Jerusalén, Manchester, Lisboa o
Chicago. Para el arquitecto creador de la Manzana es el
mejor de Europa junto con Higini Arau, el autor de la
acústica del Conservatorio.
Y es que la acústica de un lugar como el Gran Teatro
Auditorio tiene que estar controlada por diversas
vertientes, desde el volumen, la anchura de la sala y su
longitud, su naturaleza y además de los detalles de
construcción de todos los materiales, desde el suelo, la
pared, al techo o los asientos. El uso de un especializado
software analizó los resultados sobre la sala de conciertos.
Commins estudió el tiempo de reverberación -cuántos segundos
un sonido se mantiene en el aire-, la claridad o la fuerza.
De ahí que estuviera presente durante toda la puesta en
escena de Shara, quien ya explicó en rueda de prensa el
pasado miércoles que era un “verdadero lujo” poder
participar en la inauguración.
Además de no parar de sonreír por la satisfacción de la
inauguración y de la buena acústica del Auditorio, la
anécdota del día la protagonizó Siza quien, como si de un
director de orquesta se tratara, se colocó frente a los
atriles ya ubicados en sus lugares correspondientes y
dirigió, también con una batuta invisible, a una ‘orquesta
invisible’ con pasión y empeño, tal y como hace en todos sus
trabajos. El arquitecto, que no se separó del especial sobre
la Manzana que este diario incluyó ayer en sus páginas,
también saludó a varias personalidades que quisieron
acompañarle en su última visita antes de la inauguración.
Fue el caso de los consejeros de Economía y Empleo,
Guillermo Martínez y de Fomento, Juan Manuel Doncel, quienes
charlaron con el arquitecto durante la mañana.
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