Como en las Cortes Generales, el Gobierno ceutí, a lomos de
un Reglamento que le da todas las ventajas (el presidente
abre y cierra la Sesión y además goza del turno del PP,
equivalente a los de la oposición), suele apabullar en el
primer debate de cada legislatura. Porque, salvo hecatombe,
aún no tiene muchos puntos flacos descubiertos, no acarrea
promesas incumplidas y cuenta con multitud de proyectos para
exponer. Cuando el Ejecutivo, como en el caso del de Vivas,
renueva en el poder ya arrastra cuitas y a la oposición, que
no es el gestor responsable, le resulta más sencillo
buscarle las cosquillas. El Debate sobre el Estado de la
Ciudad de ayer, el segundo asalto de la legislatura, no
probó la teoría más que a medias. A pesar de todo lo que le
falta alrededor y de su intermitente puesta en escena la
portavoz socialista demostró que el trabajo sirve de algo y
firmó, en su papel de opositora, una de sus mejores
intervenciones en la Cámara local a pesar de que, cifras en
mano, Vivas la dejó en evidencia con sus críticas a la
temporalidad en la Asamblea.
“¿Sabe usted cuántas personas hay contratadas en la Asamblea
por razones de la productividad?”, le preguntó
reiteradamente el presidente ante su silencio. “¿No? Yo se
lo digo: 60”, le reprochó durante su primer turno de réplica
Vivas, que pareció dejarla atribulada cuando, al regresar al
estrado, Ramírez no fue capaz de volver a hilvanar su
discurso y volvió a deslizarse por terrenos pantanosos y
conocidos como el de que en su casa se gestó el proyecto del
campus.
El tono serio de la portavoz socialista no acaba de encajar
en un Salón de Plenos donde se gusta más del chascarrillo y
la ironía, artes que no parece dominar. Sus reproches a los
ataques del Gobierno (“usted me llamó mezquina y sabe que no
lo soy”, recriminó a Vivas) parecen dejarla en una situación
de mayor debilidad, aunque poco a poco va ganando destreza e
incluso en el PP sonrieron cuando dijo que Bel hacía de
“poli malo” de Vivas o en el momento en el que invitó a
Gordillo a subir al atril para ver “quién se ríe más”.
Yolanda Bel, que ya lleva años baqueteada en la portavocía
del Gobierno, sí es más dada a responder a los envites
jocosos. Ali la comparó con un Sancho Panza “femenina y más
delgada”, eso sí, de un presidente quijotesco. A la Popular,
que no le hace falta guión para enrrollarse, le pareció “un
honor” que la metiesen en tamaña obra literaria, aunque en
el terreno político rechazó las metáforas. Cuando la
acusaron de dedicarse a defender al Gobierno y a “aporrear”
a la oposición Bel lo dejó claro: “Al presidente no hace
falta que nadie le defienda, aunque esa no es la expresión
más adecuada salvo que ustedes vengan aquí a atacar”,
reprochó a Ali, que una Sesión Plenaria más volvió a obviar
los números durante casi todo su turno para tirar de
filosofía e ideología.
El de UDCE-IU, también dado a la retórica guasona, además de
con el ingenioso hidalgo estableció otra metáfora con Vivas
en su última subida al atril: “Empieza haciéndose la víctima
y acaba como Farruquito”, dijo entre carcajadas.
Vivas, después, aceptó el intercambio de bromas y retiró a
Bel del papel de escudera. “Aquí”, quiso aclarar, “por
comparación física, de Sancho Panza podríamos hacer yo o el
vicepresidente segundo de la Asamblea”, Jaime Wahnon, que le
rió con gusto la gracia.
Y así, entre bromas, se aderezó un debate que no se salió de
lo esperado. El Gobierno defendió su dedicación a la tarea
de hacer una Ceuta “moderna, atractiva, dinámica y
acogedora” y su cóctel para lograrlo: “La ilusión para
transformar la realidad del Quijote y el equilibrio para no
apartarse de la realidad ni de la voluntad de consenso de
Sancho Panza”.
En el capítulo de debes Vivas aceptó que se equivocó cuando
dio un plazo para ordenar el apartado de Personal con una
RPT, afirmó que convocará (sin fecha) la Comisión del
Estatuto y negó de forma tajante su política social esté
inflada artificialmente o que a su alrededor haya dispendios
económicos o irregularidades en los contratos o las
adjudicaciones. “Vaya al juzgado”, espetó a Ramírez cuando
esta insistió en el tema. Sobre el CJCE prefirió no entrar
al fondo del asunto y ante las crítica a Intervención o la
Secretaría General, que dirigieron miradas furibundas a UDCE-IU
al terminar el Pleno defendió a capa y espada a sus
titulares.
La oposición pintó, como le tocaba, un negrísimo panorama de
conchabeo y despilfarro que el PSOE acentuó comparando lo
que hace Zapatero (mucho o todo) con lo que hace Vivas,
aunque su principal respuesta a la crisis (disparar la
inversión pública para generar empleo) es idéntica. Al
final, trámite cumplido, pelillos a la mar y ejemplo cívico:
abrazos y más bromas.
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