El Debate sobre el Estado de la Ciudad llenó la jornada
política de ayer en Ceuta. Gobierno y oposición defendieron
y atacaron las políticas llevadas a cabo a lo largo de los
últimos 12 meses. Un hecho que no significó, sin embargo,
encuadrar los respectivos discursos al espacio-tiempo que
debería marcar el debate, esto es, el ejercicio 2008 y, si
acaso, estos cuatro meses de 2009 que ya discurren en la
gestión de Ceuta. Retrotraer argumentos, ampliar el abanico
de la gestión política empozoñaron un debate en el que la
falta de rigor en algunos argumentos críticos cobraron un
protagonismo que no se tendrían que esperar en la bancada
socialista
La sesión extraordinaria del Debate sobre el Estado de la
Ciudad volvió a marcar la pauta ya prevista donde el
Gobierno dio muestras de lo realizado, lo proyectado con
análisis coyuntural y defendiendo sus políticas nada
agresivas contra otras administraciones, sino todo lo
contrario, “colaboradora, leal” y con talante dialogante
hacia todos los sectores de la sociedad. Enfrente, una
oposición que no reconoce nada de lo realizado, sino que
busca en la instigación, no sin ciertos aires de balada
demagógica, la mejor forma de ‘atacar’ al rival político con
ciertas dosis no exentas de rigor en algunas ocasiones.
La exposición del presidente Vivas, al inicio de la sesión,
situó las dificultades de la gestión de un gobierno, el
suyo, ante las muy complicadas circunstancias derivadas de
la crisis, por la pérdida de ingresos corrientes, por la
desviación económica que repercute en el margen de maniobra
de la Ciudad y por la consecuente reducción de los créditos
financieros, al margen de la reducción clara que ha tenido
Ceuta al salir del Objetivo-1 de la UE. Con todo ello, el
Gobierno de Ceuta se ha implicado en la inversión pública
batiendo récords con 144 millones de euros y no ha
desatendido las políticas sociales (aún sin competencias)
aportando más de 65 millones de euros. La apuesta por la
Educación (sin ser competente) señala a las claras la
vocación por dar pasos al frente en beneficio de la juventud
ceutí.
La recuperación del ‘54’, la construcción del Campus
universitario (con recursos propios y sin ayudas) y la
integración de Enfermería, al margen de los convenios de
colaboración con el Estado, advierten un interés manifiesto
señalado por Vivas. Pero esto no se ha debido ver en los
escaños de enfrente.
Sí se le puede achacar al Gobierno asuntos comprometidos y
no cumplidos en su totalidad hasta la fecha. La RPT, el
mercado central o la reforma del Estatuto fueron asuntos que
conformaron quizá lo más objetivo recordado desde la bancada
de la oposición.
Una oposición que mostró dos cosas, una que desde los
escaños del PSOE no se guarda un hilo argumental semejante
al PSOE del Gobierno de la nación, lo que no deja en buen
lugar a los representantes socialistas en la Asamblea y dos
que las ácidas críticas de un batiente Mohamed Ali (hoy
allí, mañana aquí) pierden consistencia desde que utiliza el
abanderamiento de causas entre lo abstracto y lo virtual y
abandona las maneras al denominar de traidor al gobierno de
la Ciudad. Palabra más propia de su nuevo mentor, el ‘pepito
grillo’ y autodenominado ‘guía’ de la política ceutí.
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La crisis, hilo argumental de Vivas que Alí ni oyó
ni quiso y que Ramírez no supo interpretar
Poca altura de miras, con
incapacidad de reconocer la asunción de responsabilidades
tomadas en la peor crisis económica por la que atraviesa el
país desde el 93, la oposición se mostró con un punto
crítico que en ocasiones se deslizó por lo falto de rigor y
en otras navegó en aguas propiedad de la demagogia. Si bien
Juan Vivas quiso centrar el debate en el escenario real al
que se enfrentan los españoles, y por supuesto los ceutíes,
aun cuando la presencia activa de las administraciones y de
los funcionarios atenúan la situación coyuntural en la
ciudad, el portavoz del primer grupo de la oposición
recriminó por un lado que Vivas pasara de puntillas por la
crisis, y más adelante en su intervención criticara que el
discurso del presidente había estado protagonizado en un 90%
por la crisis (¿?). Por su parte, Ramírez habló de falta de
conciencia, de falta de políticas sociales o de Educación,
sin caer en la cuenta de que la base argumental de su
crítica se ceñía en áreas cuya exclusiva competencia
radicaba en el Gobierno de la Nación, en manos del PSOE.
Pero tampoco supo interpretar el mensaje de Vivas en torno a
la crisis.
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