Desde la plaza del Teniente Ruiz, el Miró da el salto hasta
la feria. Es la única caseta que traslada sus dependencias a
la feria sin tener ubicación en el Poblado Marinero. Pero el
Miró es un lugar marcado y casi obligado dentro del
itinerario de salidas de cada fin de semana del año.
Las dimensiones de la caseta son las propicias para llenar
cada noche el local en la calle de la movida dentro del
recinto ferial. Guti, el propietario argentino de este
local, puede darse por satisfecho, ya que, ha sido de las
pocas casetas que ha tenido ambiente durante todas las
jornadas. El espacio interior está distribuido de tal manera
que siempre haya una barra desde la que dar avituallamiento
líquido a los más sedientos. “Al ser una caseta pequeña, eso
ayuda mucho a mantenerla completa”, aunque reconoce que la
gente “no baja tanto como lo hacía otros años, cuando todos
los días de feria se hacía buena caja”, confiesa.
Como curiosidades de la caseta hay que decir que ya lleva
cinco años de vida. Su primera denominación fue ‘Kilómetro
0’ y desde hace tres recibió el nombre de ‘Miró
Aniversario’. Ese latiguillo de ‘aniversario’ se debe a que
el local del Miró fue creado un 3 de agosto, por lo que
siempre cumplen edad en tiempos de fiestas patronales.
Guti es argentino, pero lleva ocho años en Ceuta, enamorado
de esta tierra y de una mujer caballa. “Esto es diferente a
lo que se puede vivir en cualquier parte del mundo; aprendés
a valorarlo y a quererlo también”, relata Guti.
Paco, encargado del mantenimiento del local, asegura que
toda la gente que visita la caseta es conocida, clientes
habituales en la plaza del Teniente Ruiz. Este trabajador
relató, además, cuál es la actividad de una caseta cuando
cierran sus puertas a las seis de la mañana tras una noche
donde la suciedad debe ser eliminada. “Recogemos todo lo que
haya por medio, rellenamos los botelleros, se reponen las
estanterías para que ocupen el lugar de las botellas vacías,
se hacen las cajas (las de una y otra barra), preparamos ya
el cambio para el día siguiente...” en definitiva, dejarlo
todo preparado para que la próxima noche no haya ninguna
rémora a la hora de comenzar el trabajo.
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