El concierto de la joven María Carrasco concentró a un gran
número de seguidores de Canal Sur y, en concreto, de
espectadores del programa de Juan Imedio ‘Menuda Noche’.
Alrededor de cien personas frente al escenario y otras
doscientas en las gradas vieron el espectáculo de la niña
con cuerpo de once años y voz de veinte. Muchos abuelos se
asomaron por el auditorio del recinto ferial para contemplar
a la pequeña artista cómo se desenvolvía sobre las tablas.
Sin embargo, las tablas ya las trajo ella de casa. Su
garganta estuvo más que potente y la banda la acompañó, pero
sólo eso, se bastó y se sobró sola.
Sin artificios ni maquillajes, María se subió al escenario
con la misma ropa con la que se hubiera ido a jugar a la
plaza de su pueblo. Cómoda en el vestir y en el estar, se
mostró desenvuelta al dirigirse al público al que hizo
constantes alusiones entre canción y canción. “Os voy a
cantar como si fueseis 12.000” aseguró al poco de empezar. Y
no defraudó a pesar de que horas antes había afirmado no
ensayar con su grupo. Su entonces ‘improvisada’ actuación
surtió efecto entre los asistentes a los que, en según qué
momentos, les faltó subirse a bailar con ella.
Bulerías, rumbas mezcladas con Cha cha cha, fandangos y,
como no, alegrías de Cádiz. “Cuando alguien sale de su casa,
tiene que enseñar algo de su tierra”, dijo al respecto. Al
margen de canciones típicas andaluzas, mostró temperamento
de su provincia y con él reforzó su cante. Pequeña de altura
y menuda de peso, dejo patente que es grande de voz.
Dos de las canciones más aplaudidas tuvieron espíritu
familiar. La célebre ‘El abuelo’, single de su primer disco
‘Hablando con la luna’ (Senador, 2006) y ‘Madres’, el tema
que, para ella, “es el más importante del disco”. En la
primera puso buen humor y en la segunda canción, emoción.
Parte de una tradición andaluza de jóvenes artistas curtidos
en la televisión, María Carrasco ha ido un poco más alla al
grabar un disco con el que está recorriendo la geografía de
su comunidad autónoma. Un total de 65 conciertos en toda la
temporada estival. María no tiene miedo por estar frente a
300 o 3.000, y así lo demostró el martes por la noche. Como
una ‘pequeña ruiseñora’, llenó con su garganta el vacío de
los espectadores que aquella noche decidieron no asistir a
su concierto.
Dicharachera, parlanchina, charlatana... Todos estos
adjetivos se quedan cortos a la hora de definir cómo
interactúa la joven gaditana con el público y los medios de
comunicación. Sólo tiene once años, pero sus expectativas
son a largo plazo. Una primera gira de 65 conciertos es el
punto de partida, María Carrasco decidirá el resto.
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