El juicio por la muerte de Kimbi quedó ayer visto para
sentencia, tras la exposición final de los últimos letrados
de la defensa. Luz Elena Sanín, encargada del patrocinio de
A.M.A. abrió el sumario con una defensa muy meticulosa y
centrada en la invalidez de la prueba de la pólvora,
apoyándose en el discurso del experto Luis Frontela. Luz
Elena Senín encontró deficiencias en toda la metodología de
la prueba, desde la ausencia de consentimiento expreso por
parte del acusado hasta el hecho de estar presente un
abogado, pasando por la fiabilidad del análisis. La letrada
explicó que no existe constancia de que el acusado haya
firmado una autorización para ser sometido a la prueba y en
la lectura de derechos, no fue informado de que se podía
negar. Además, A.M.A. no contó con la presencia de un
letrado, “que es valedor del contenido de la prueba”.
Por otra parte, Luz Elena Senín comentó que la prueba se
efectuó de manera conjunta al fallecido y a su cliente, un
procedimiento irregular, y que los resultados de ésta fueron
idénticos en ambos casos, “como si el fallecido y el
sospechoso hubiesen disparado el mismo arma y con la misma
munición”.
Tres fases
Según la abogada, las pruebas de residuos de disparos se
deben realizar en tres fases. Una primera de toma de restos
de la mano. Una posterior de análisis de los mismos y una
tercera fase que consiste en la interpretación de los
resultados. Para Luz Elena la primera fase fue incompleta,
“ya que se la toma se realizó tan solo del dorso de la mano
y no de la palma. Además no hubo una muestra de control o
blanca, que se realiza a distancia”. Estas pruebas son
necesarias para evitar lo que el doctor Frontela llama
“falsos positivos”, ya que la manipulación de plomo u otros
metales pesados puede dejar en las manos restos similares a
los que quedan tras efectuar un disparo y, precisamente, su
defendido A.M.A. había estado en contacto con petacas de
gasolina las horas recientes al suceso del asesinato.
Respecto a la técnica empleada para el análisis, la letrada
admite que fue la correcta “aún sin poder descartar errores
humanos en el procedimiento”. “Para un caso tan importante
como es un asesinato, se deben apuntar los resultados
obtenidos en los análisis para que otro perito pueda
valorarlos igualmente”, dijo Luz Elena Senín, quien aseguró
que tanto el análisis como la redacción tienen numerosos
defectos: “por un lado, las pruebas del fallecido y uno de
los supuestos autores de los disparos se realizaron
conjuntamente. Además, el residuo mayoritario es el plomo,
sin presencia de vario y antimonio, dos elementos que deben
aparecer en estos casos. Por último, no se adjuntaron las
imágenes fotografiadas de las partículas ni las gráficas
correspondientes”, dijo. Para la abogada defensora, la
presencia de vario y antimonio podría ser concluyente aún
sin la presencia del plomo, siempre y cuando no hubiera
partículas en la palma de la mano.
Idéntico resultado
Para terminar su referencia a las pruebas realizadas por la
Policía Científica y solicitar su invalidez por todas las
irregularidades en las que incurre, Senín explicó que no es
posible que el fallecido y su defendido tuvieran exactamente
el mismo resultado en las pruebas ya que, si bien la
presencia de plomo se comprende en el caso de Kimbi, por
haber sido disparado en la mano y tenerla además
ensangrentada, no es concluyente en el caso de A.M.A. porque
una mayoría de plomo sin presencia de los otros dos
elementos (vario y antimonio) puede deberse a múltiples
causas que no prueban en absoluto la autoría de los
disparos.
Vehículo
Respecto al vehículo, Luz Elena Senín considera inadmisible
la devolución del coche sin haberle realizado el pertinente
varillaje para el estudio de las trayectorias. Para la
letrada, la historia no encaja en algunos aspectos ya que,
aunque la policía da credibilidad al testimonio de los
menores que afirmaron haber visto a 3 individuos con gorras
y armados, parece que ha pasado de largo sobre el número de
personas aportado. Por otro lado, no hay constancia de
ningún colapso circulatorio en el Príncipe, durante la noche
de los hechos, aunque 3 coches interceptaran el paso del
tráfico.
Gancho
La letrada dijo que nadie investigó la posibilidad de que el
testigo de cargo, A.A.D., se autolesionase para evitar
sospechas, pero actuase como gancho para llevar a Kimbi
hacia los asaltantes. “No es que crea que esto sucedió así,
pero debería haberse investigado esta posibilidad antes de
descartarla”, dijo Luz Elena Senín. La abogada explicó que
dicho testigo no es un ciudadano modelo, “viene de pasar
cinco años en la cárcel y fue detenido con un revólver del
38 especial”. Senín considera muy extraño que A.A.D. no
tuviese apenas manchas de sangre ni rasguños de cristales si
realmente estaba en el coche en el momento de los disparos.
“La sangre pasó a borbotones por el asiento del copiloto y
fue a parar a la puerta del lado derecho. Esto no sucedería
si hubiese alguien allí sentado”, advierte. Luz Elena
encuentra que el testigo de cargo podría tener “motivaciones
espúreas” para hacer sentarse a todos los imputados como el
desarrollo de su negocio en la zona de los Rosales.
En cuanto a las armas, sólo cuatro, un revólver y tres
pistolas, se pueden imputar a esta causa, por lo que Luz
Elena Senín encuentra dudas de que realmente hubiera doce o
trece pistoleros, tal y como aseguró el testigo, “que según
los informes psicológicos es calificado como frío, solitario
y egocéntrico, además de haber mentido en muchas ocasiones,
como cuando aseguró al psicólogo que no consumía ni tenía
cargos”.
Vago reconocimiento
Por último, la letrada aseguró que la imputación de su
defendido en el caso por parte de A.A.D. está llena de
vaguedades y rectificaciones.”En ningún momento ha tenido
una coherencia en el reconocimiento de mi cliente, ya que
primero dijo que conducía, luego que disparaba y por último
lo colocaba en el grupo inductor del crimen”, apuntó. Y
remató diciendo: “cuando uno sufre un impacto o shock
derivado de un tiroteo, no puede discernir con tanto acierto
quien estaba en uno y otro lado. Se mantiene el foco
principal de la acción pero una persona normal, según los
psicólogos, no es capaz de recordar tantos detalles ni tan
minuciosamente”, concluye.
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