La
fuerte lluvia posterior a una tarde extremadamente
ventosa, no fue impedimento para que los ceutíes
salieran a la calle a disfrutar de un ambiente
carnavalero que no se ‘aguó’ pese al chubasco. Fue
el carnaval de los soportales; el de los disfraces y
ganas de fiesta. Estaba todo preparado para que la
cabalgata tras-curriera vistosa, a ritmo y
ordenada... la lluvia rompió el orden, apresuró el
ritmo, pero ni las circunstancias esperadas por los
medios de comunicación nacionales con vehículos de
enlace por satélite -alertados por la supuesta
bronca-, ni la borrasca sobrevenida, fueron
impedimento para que los ceutíes en general salieran
a la calle a disfrutar de los últimos coletazos de
las fiestas de Don Carnal antes de entrar, a tope,
en tiempo de Cuaresma....
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