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ACTUALIDAD - MARTES, 19 DE NOVIEMBRE DE 2013


El procesado, custodiado por agentes del CNP, a su salida del juzgado. REDUAN

JUICIO DE LAURA GUTIERREZ
 

Los agentes se toparon con imágenes de “sexo duro” en la televisión del dormitorio del procesado

Los policías coinciden en que el autor confeso se encontraba “muy nervioso” y que lo único que repetía es que le había dado una “paliza de muerte” a su compañera

CEUTA
Virginia Saura

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Nervioso. Así vieron a Mohamed A. todos los agentes de Policía Nacional que interactuaron con él en algún momento del día de los hechos. Los policías que ayer declararon como testigos en el juicio por la muerte de Laura Gutiérrez coincidieron en que el procesado se mostró muy alterado en todo momento, aunque coherente con lo que decía. El primer agente en testificar fue el que recibió a Toni en comisaría cuando acudió para delatarse. “Me dijo que estaba nervioso y que le había dado una paliza de muerte a su compañera de piso”, afirmó el policía que explicó que sólo repetía esta frase hasta que dijo “Tengo novia y me voy a casar, me he buscado la ruina”. Eran en torno a las 10.50 horas y tras averiguar si se trataba de un caso de violencia de género, extremo que quedó descartado, el agente envió un zeta hasta el lugar donde supuestamente había tenido lugar la agresión.

Mohamed explicó la compañera a la que había dado una paliza se llamaba Beatriz y los agentes que se personaron en la vivienda preguntaron por este nombre, pero la compañera de Laura les dijo que allí no vivía chica llamada así. Por ello, desde la comisaría decidieron trasladar al detenido para que indicara cuál era el domicilio. Sin embargo, aclarado el error del nombre y antes de que llegara el segundo zeta, los agentes volvieron a la vivienda y pidieron a la chica que se encontraba allí que abrieran la puerta del dormitorio de Toni. Allí se encontraba Laura, tendida en el suelo boca arriba, con los brazos abiertos y los pantalones por los tobillos. Aunque, según los policías, con la ropa interior intacta. Había pasado una media hora desde que el autor de la muerte había llegado a comisaria para confesar lo que había hecho. Eran en torno a las 11.15 horas.

Una taza rota

Dos unidades del 061 llegaron hasta la calle Linares en ese momento. Los sanitarios procedieron a practicar la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP) durante más de media hora, pero nada pudieron hacer por la joven. Tras ellos, la policía científica tomó la vivienda para hacer un reportaje fotográfico de como se encontraba todo y recopilar pruebas. Los agentes coincidieron en que el salón presentaba signos de forcejeo. El sofá revuelto, un cojín con sangre que luego se demostró que procedía de la víctima, y una taza con un asa rota son algunas de las muestras que quedaron de lucha entre Laura y Mohamed. En la habitación, donde se encontró a la joven, había sangre en un colchón que estaba apoyado en la pared, mientras que junto al cuerpo aparecieron dos cordones además del que se encontraba alrededor de su cuello y que Toni, supuestamente, utilizó para estrangular a su víctima. En la cama había dos móviles y una sola papelina de droga. El inspector que instruyó el atestado puntualizó que al entrar en la habitación de Mohamed había una pantalla de televisión encendida con anuncios de sexo duro. Este miembro del CNP fue el único que declaró que el procesado mostraba signos de haber consumido droga. “A lo largo del interrogatorio presentaba subida y bajadas de carácter”, señaló el inspector para puntualizar que el procesado recordaba lo sucedido por momentos.

No obstante, en el juicio no se presentó ninguna prueba sobre si Mohamed estaba drogada el día de los hechos. El resto de agentes no supo precisar si además de nervioso, el joven estaba drogado.
 


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