Los compañeros de Laura Gutiérrez, joven linense muerta
el pasado seis de diciembre de 2011, declararon ayer, en la
sesión judicial llevada a cabo en la Sala VI de la Audiencia
Provincial de Cádiz en Ceuta, que no creían que el marroquí,
Mohammed A. autor confeso del suceso, estuviese obsesionado
con la estudiante de Enfermería. Eva María, compañera y
amiga de la joven declaró que se había acostado sobre las
seis o seis y media de la mañana, que el marroquí le pidió
dos cigarros y que fue despertada por los agentes de la
Policía Nacional, que le indicaron que abriera las
habitaciones de la casa, encontrando el cadáver de Laura.
• Los momentos más duro de la sesión celebrada ayer en la
Sala VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta fueron
los correspondientes a las declaraciones de Eva María,
compañera de Laura Gutiérrez y que se encontraba durmiendo
en el piso cuando se produjo la muerte de ésta, la madre de
Laura, María del Carmen, su hermana Carmen y su novio,
Andrés.
Atrás todas las declaraciones de los agentes policiales que
intervinieron ese fatídicio 6 de diciembre, las de los
forenses, la de los técnicos del laboratorio que analizó las
muestras -estas dos intervenciones a través de
vídeoconferencia, así como las del acusado, Mohammed A.
El devenir de la sesión cambió radicalmente, pasando de los
datos e intervenciones puramente técnicas a relatos íntimos
y llenos de emoción y llantos.
En este pasaje de la sesión, la primera en subir al estrado
fue Eva María, amiga de Laura Gutiérrez, que se mostró muy
emocionada y a la que se le saltaron las lágrimas en más de
una ocasión cuando atendía a las preguntas que le
formulaban.
El acusado, Mohammed A, fue trasladado del banco en el que
hasta ese momento permanecía para pasar a sentarse detrás de
un biombo, lo que no le permitía ver a la declarante.
Eva María en su relato explicó que había estado estudiando
toda la noche y que se acostó entre seis y seis y treinta de
la madrugada y que fue la Policía a que la despertó a eso de
la once de la mañana, aunque preguntaban por Bea. Contestó a
los agentes que en el piso no vivía ninguna persona que se
llamase así, aunque a los cinco o diez minutos volvieron los
policías, pero en esta ocasión le rogaron que mirara en las
habitaciones. Las lágrimas no le dejaron seguir hablando.
Eva María rompió a llorar antes de explicar que al abrir la
puerta de la habitación de Laura se encontró el cuerpo de la
misma tumbado en el suelo, con las piernas abiertas, el
pantalón hasta los tobillos y la braga puesta, datos por los
que fue interrogada por el Fiscal.
En un principio, Eva María explicó que no se había dado
cuenta el desorden que había en el salón, aunque
posteriormente y tras salir del estado de shock si comprobó
como estaba esa zona de la casa, con los cojines por el
suelo, un paño de cocina, dos taza, una de ellas rota...
Todo manga por hombro, dijo.
Pero la cuestión importante era conocer qué pasó para que no
oyese nada. Eva aclaró que su habitación estaba al final del
pasillo y “no oí nada”.
Mohammed A., según el testimonio de Eva, no había hecho
ningún comentario de sobre Laura, aclarando que debía unos
600 euros entre mensualidad y fianza, algo que fue
corroborado por Manuel Arana, conocido como Manolito, que
tenía amistad con Laura desde 2009.
Es el que le invita a quedarse en la casa. Manuel atendiendo
a las preguntas del Fiscal y la acusación particular explicó
que en la vivienda no había alcohol y ratificó lo dicho por
Eva en lo que se refiere al débito de Mohammed A.
Manolito sabía que Laura tenía novio y que se iba a marchar
a Madrid con su novio, que era la ciudad a la que iba a ir
destinado su novio.
Al igual que Eva, Manuel Arana también dijo que Mohammed ni
hizo nunca comentarios sobre Laura, calificándolo como una
persona agradable, normal y limpia. También contestó que ese
día no estaba en la habitación.
La tensión se fue apoderando de la sala, sobre todo cuando
fue llamada al estrado la hermana de Laura Gutiérrez,
Carmen.
Hasta ese momento, la defensa veía como no prosperaban sus
estrategias para demostrar que lo sucedido era una asesinato
y no un homicidio.
Era un momento muy sensible. Carmen comenzó su emocionada
intervención calificando a su hermana como una persona
humilde, buena y dispuesta a ayudar a los demás. La
narración de como Laura ayudaba a su abuelo, enfermo de
asma, llevó la emoción de la sala a la máxima expresión, y
aún fue a más cuando leyó una nota que Laura tenía entre sus
pertenencias.
Por último, Andrés Mellado, novio de Laura, fue el último en
intervenir. Para él, la joven linense lo era todo y tenían
pensado irse a vivir juntos a Madrid, donde el joven trabaja
como Policía Nacional. Llevaban cinco años juntos y hablaban
todos los días por teléfono
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