La opacidad en la cuentas parece ser una constante en el
Gobierno de Juan Vivas. Recuerden que José Antonio Carracao,
preguntó a Vivas días pasados, tras la rueda de prensa del
jefe del Ejecutivo ceutí, si éste había dicho todo lo que
sabía sobre los descuadres del contrato dee Urbaser. El
Gobierno de Vivas dijo desconocer algo más de lo que había
dicho y resulta que, una vez más, mintió. Y lo hizo porque
él sabía (ya se lo habían dicho) que en el capítulo de
“gastos de explotación” de Urbaser había un nuevo descuadre,
desajuste contable, de 5 millones de euros.
A los 12 millones y medio de euros, bien conocidos y
reconocidos hay que unir ahora cinco más, que sitúan en
aproximádamente 18 millones de euros los pagos indebidos
realizados por el Gobierno de Vivas, lo que viene a
demostrar que este Gobierno navega a la deriva, ocultando
datos, falseando la realidad, sin el rigor suficiente como
para profundizar en todas las partidas del contrato de
Urbaser y, solo preocupado por lograr informes que le pongan
la cobertura legal que su descontrol deja en evidencia.
Juan Vivas quiere que no hace mas que abundar en el
descontrol y la desidia: taparlo todo, cerrar las heridas en
falso, sin aplicar una terapia de choque y un antídoto
contundente que ataje los males de un Gobierno que se escuda
en informes que le favorezcan como una pantalla antivirus,
cuando se ve acosado por los desastres económicos y, encima,
tenemos que escuchar, que alardeen de una falsa
transparencia.
No han sido capaces de sentir la más mínima inquietud por
indagar en aspectos pormenorizados, afrontar los desgloses
de las diferentes partidas presupuestarias y conocer el
grado de cumplimiento de los compromisos contractuales.
Están sucediendo cosas muy graves que han de investigarse
por el Juzgado. No vale con preparar la documentación
informática para que no metan las narices en algún sitio que
no sea conveniente.
Por si todo lo expuesto fuera poco, aún quedan por ahí otros
“flecos” el inmovilizado por Urbaser, pagado por la Ciudad y
que ha “desaparecido” con Urbaser, al igual que la
maquinaria aportada en 2009 que tampoco aparece y que no fue
entregada a la Ciudad en el acta de recepción. ¿Cuánto vale
eso? Se trata de una actuación negligente, pasiva,
intolerable, de extrema gravedad, que requiere que se
depuren responsabilidades a quienes hayan cometido estos
desmanes.
Una serie de “flecos” menores que hay que unir a los 12’5
millones de euros ya reconocidos más los 5 millones de euros
ahora detectados que están ahí “bailando” y que son
consecuencia de la dejadez de unos políticos incapaces e
irresponsables.
Utilizan el término “transparenecia” como el que oye llover,
sin ningún sentido. Para ellos, la opacidad es su método de
actuación y la ocultación es la fórmula en la que se
encuentran más cómodos. Ni se ocupan ni preocupan de
profundizar en el esclarecimiento de los hechos. Prefieren
intrigar, manipular, ocultar y disimular, alegando
ignorancia.
Los “descuadres” contables ya están siendo muy reiterados. Y
la sospecha se cierne sobre quienes los prodigan con tanta
reiteración. Es una situación que requiere análisis y
reflexión. Y la actuación firme de la Justicia.
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