“Nada tiene que ver con la amortización de maquinaria, desde
nuestro modesto punto de vista, una serie de recomendaciones
que no compartimos bajo ningún concepto”. Así comenzaba el
portavoz del Gobierno, Guillermo Martínez, una parte de su
intervención sobre los pagos de más de 12,5 millones de
euros en concepto de certificaciones a la empresa Urbaser,
la anterior adjudicataria del servicio de limpieza viaria.
El informe, elaborado por un técnico contable de la Ciudad
destaca en los “subpuntos cuatro y cinco” que estas
amortizaciones deberían haberse incluido desde el año 2001
en el capítulo VI, el de inversiones, y no en el II, que es
el de gasto corriente.
Al hilo de esta cuestión, Martínez también quiso responder a
las “insinuaciones” del portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista, José Antonio Carracao: “Lanzaba que poco más o
menos que la Ciudad va a tener que estar intervenida, que
sus presupuestos eran absolutamente erróneos, ilegales llegó
a insinuar, y que ponía en duda el plan de ajuste y
estabilidad e incluso el plan de pago a proveedores”. “El
señor Carracao, probablemente mal asesorado porque esas
reflexiones no están recogidas en ningún informe, alguien le
ha complementado, le ha dado una serie de ideas que son
absolutamente disparatadas” (sic).
El portavoz del Ejecutivo local consideró que el socialista
parece que muestra su “disconformidad” con el hecho de que
el Gobierno “esté pagando las nóminas, a sus proveedores, a
los bancos, a la Seguridad social; probablemente el señor
Carracao desearía que eso no estuviera pasando porque
probablemente, independientemente del interés general, lo
que persigue es intentar destruir al Gobierno que preside
Juan Vivas”.
Así, la Ciudad “no comparte”, y lo hará “con un informe
técnico”, las “tesis mantenidas en relación a que la
maquinaria de Urbaser se deba computar en el capítulo VI y
no en el segundo y el contrato de prestación de servicios
incluye, la maquinaria, la cual no es de la Ciudad, es de
Urbaser hasta que se lleve a cabo la liquidación”. “Es
difícil que se compute algo que no es nuestro, es de Urbaser
y pasa a ser de la Ciudad cuando finaliza el contrato”,
afirmó. Además, “si no e s inversión, no genera ningún tipo
de deuda”, aseguró.
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