Uno
de los acusados aprovechaba su trabajo
en una naviera para introducir el coche en el que
llevaban oculta a una marroquí mientras que los
otros residían en Málaga
Los
dos cabecillas de la red, que intentaron
invalidar las intervenciones de sus teléfonos,
fueron condenados a tres años y tres meses de
prisión por traficar con 34 kilos de hachís