Ángel Toledo nació hace 89 años en el pueblo murciano de
Blanca. Llegó muy joven a Ceuta para hacer la mili en los
Regulares. Aquí encontró a una jienense que le enamoró, un
trabajo como conductor de autobuses al que se dedicó y una
familia que sacó adelante echando de menos la huerta
murciana pero disfrutando del Monte Hacho. “No podría elegir
ninguna de las dos tierras, las dos son diferentes pero se
parecen mucho y a las dos les tengo mucho cariño”, explica.
Sus palabras resumen el sentir de los más de dos centenares
de murcianos que viven en Ceuta. Y de los más de 500 ceutíes
que vivien en Murcia. Ayer en el Salón del Trono del Palacio
Autonómico se les rindió tributo bajo la premisa de que
sentirse murciano y caballa no es incompatible. El mismo
origen, la misma historia, los mismos atardeceres rojizos y
un carácter mediterráneo “que forja gentes honestas,
afables, cálidas y acogedoras”. El presidente de Ceuta, Juan
Vivas resumía con estas palabras las señas de identidad de
dos pueblos que ayer estuvieron más cerca que nunca en la
fiesta de Ceuta con Murcia como invitada de honor. Y con un
Mediterráneo entre ambas que no separa “sino que une”.
Sentimiento patriótico
Por su parte, el presidente de la región murciana, Ramón
Luis Valcárcel, reafirmó las palabras de Vivas al dirigirse
a sus paisanos y selló además el compromiso de ambas
ciudades con España por encima de todo “porque es más
importante ser español que ser murciano y debemos sentirnos
muy orgullosos de ser habitantes de estas tierras”.
Valcárcel enumeró las razones para que sus paisanos “como en
casa” en la ciudad autónoma, una tierra “calurosa y de
calidez en la que nunca puedes sentirte extraño y que
siempre te recibe con los brazos abiertos”.
Así los testimoniaron los murcianos que quisieron participar
en el acto. Algunos con casi toda su vida asentada entre
caballas, otros con tan sólo unos años de residencia en la
ciudad pero todos convencidos de que ambas tierras “son muy
similares y en ambas hay ventajas y desventajas”. De Ceuta
se quedan con su clima, sus gentes, su comodidad, su
tranquilidad, sus playas y sus vidas. Y de Murcia con sus
familias que se quedaron allí, con su gastronomía, sus
habicas con bacalao y sus gentes también.
Pero Ceuta tiene una pega y esa es su aislamiento y el estar
condicionados por un barco para decidir desplazarte de uno a
otro lado por el pais y que “inevitablemente es lo hace que
estén más separadas ambas tierras”.
Ceuta pidió algo a los murcianos: que nunca se olviden de
esta tierra. Y los murcianos le recordaron que eso es ya
imposible “porque somos de ambos lugares y así nos
sentimos”.
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