La modificación del espacio, que califican de estrecho, y el
compartirlo con otro sector de ventas que no es el
alimenticio son las preocupaciones que se plantea el sector
de turroneros, presente estos días en la celebración de las
Fiestas Patronales. Estos factores les preocupan
considerando que podría acarrearles pérdidas aunque
mantienen buenas expectativas ya que la crisis económica
dicen que no se nota tanto aquí. Ingredientes y mecanismos
de conservación son los parámetros que hacen que la
elaboración del turrón prolifere desde hace muchos años y
siga siendo un distintivo de las ferias.
Pensar en los turrones siempre ha sido relacionarlos con la
Navidad, con una época de calor y familia donde el buen
ambiente de las fiestas predomina en los hogares y las
calles. Pero esto último es lo que sirve para vincularlos
con otras celebraciones como las ferias o Fiestas Patronales
como la de Ceuta.
Varios turroneros han llegado estos días a la ciudad
atendiendo a la oferta y la demanda de estos productos que,
cada vez, proliferan más, no sólo en cuanto a cantidad sino
en calidad y elaboración. Sin embargo, a pesar de que traen
buenas expectativas y esperan que aquí la crisis económica
no los devore, la preocupación por la pérdida de beneficios
es constante y la achacarían al espacio donde puede
negociar, en este caso, el paseo de La Marina. Según
explicaron durante la jornada de ayer, “hace unos años nos
colocaban junto a la entrada del recinto ferial por lo que
los turrones estaban expuestos a todo el público y se veían
a simple vista. Y siendo un producto característico no
debería estar apartado”, esgrimieron varios comerciantes del
sector.
Por otro lado, el compartir espacio con los comerciantes
ambulantes, que califican de “estrecho” tampoco ha sido una
idea que les haya agradado del todo. “No es por ser
intolerante, ni clasista, ni tener nada en contra de ellos
porque están como nosotros pero no se deberían mezclar
artículos con alimentación y más, en las condiciones que los
tienen, sin ducha, sin servicios y sin nada”, argumentó
Paqui Lucena, turronera.
Sin azúcar, de bloque, de sidra, de almendras, con pasas,
yemas, nueces, nata o coco. Cada vez ingredientes más
exóticos que embriagan al paladar aunque en cuestión de
gustos y sabores los ceutíes lo tienen claro. “Los que más
se venden son los turrones sin azúcar y los almendrados
porque cada vez hay más diabéticos y la gente se preocupa
por el peso. Casi todos los traemos de Jijona, que es la
cuna, de Badajoz y de otros sitios de España”, aseguró
Francisco García, turronero de Lucena.
Pero no sólo los sabores evolucionan y se mejoran para que
haya un amplio abanico donde escoger. También se mejora la
conservación y con las nuevas tecnologías, su paso en el
tiempo. “Ahora tenemos otras instalaciones con aire
acondicionado, cámaras frigoríficas, camiones isotérmicos y
se llevan adecuadamente para pasar estas temperaturas que
son paralelas en calor al inicio de las ferias en España”,
sintetizó el turronero.
A pesar de los múltiples dulces que cada vez más llegan a
las ferias de todas España, el turrón sigue ocupando los
primeros puestos del ránking y tiene su por qué.
“Antiguamente, en las ferias de hace sesenta o setenta años
donde se empezaban a llevar los puestos de turrón, no
existía ninguna golosina entonces este producto era el que
se vendía. Ahora tenemos gofres, buñuelos, algodones, pero
antes sólo el turrón de bloque que se partía. Eran de tres
gustos y venían en cajas de madera; se cortaban con cuchillo
según lo que el cliente quería y llevo viviendo de esto, por
tradición familiar, desde que tenía tres años”, concluyó el
vendedor.
Y es que incluso para muchos, los turrones han simbolizado
épocas de infancia, su adolescencia, su juventud, y siguen
marcando los pasos del destino. “Siempre ha sido típico
vender turrón pero, en tiempos de antaño, sólo se
encontraban en Andalucía. Aquí en Ceuta se vende mucho en
feria y Navidad de hecho recuerdo que, siendo yo niña,
siempre escuchaba, vamos a llevarnos turrón para la abuela,
y otro poquito para la casa”, rememoró Paqui, turronera de
Lucena.
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Dulces que saborean épocas y culturas
La almendra y la miel ya fueron
utilizados en Al-Ándalus para la fabricación de numerosos
dulces. En la actualidad, gran parte de la repostería
española, sobre todo en las regiones del sur, aún mantiene
gran parte de este legado con dulces como el turrón o el
mazapán. Durante los siglos XVI y XVII, el turrón se
fabricaba no sólo en Jijona sino también en Alicante. En la
época de Carlos II, la injerencia de los gremios de
pasteleros de la ciudad de Valencia sobre la regulación de
la actividad del turrón en Alicante provocó que su
elaboración en esta última ciudad desapareciese en su mayor
parte, convirtiéndose desde entonces Jijona, más alejada de
la atención de las corporaciones gremiales.
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