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ACTUALIDAD - LUNES, 9 DE OCTUBRE DE 2006


Muhammad Yunus. reduan.

premio convivencia / entrevista
 

Yunus: “Algunos países entendieron el microcrédito como una moda”

El economista contempla una solución al fenómeno migratorio: “tanto la repatriación como la aportación de fondos desde la UE son necesarios, pero debe ser una actuación conjunta para acabar con la pobreza”
 

CEUTA
Elsa Cabria
elsacabria@elpueblodeceuta.com

Para Muhammad Yunus (Bangladesh, 1940), la pobreza es una realidad social susceptible de ser erradicada y así lo ha demostrado a través de su teoría aplicada del microcrédito en Bangladesh. Su equiparación de los términos exclusión social y financiera viene determinada por la voluntad “de todos” para acabar con una lacra que caracteriza al grueso de países del mundo. La puerta de salida “debe ser común” y el impulso “decidido” para que el Banco Grameen pueda “seguir trabajando” para ayudar a cumplir los ocho objetivos de la Declaración del Milenio.

La finalidad de este acuerdo internacional firmado en 2000, es reducir a la mitad el número de pobres en el planeta para el año 2015. Una loable intención que el prestigioso economista sabe que “no todos los países podrán cumplir, sobre todo los africanos, que serán quienes lo tendrán más difícil”. Nueve años de plazo para su meta en los que China y Bangladesh serán “de los pocos que puedan asegurar su cumplimiento”. Y es que el fundador del único banco solidario contempla expectante como su país se recupera de un problema que pintaba eterno. En su opinión, “lo conseguirá porque, desde hace treinta años, se han ido fijando fechas concretas para restar deudas”. Un camino que se “debe recorrer con el apoyo” de Occidente mediante la eliminación “definitiva” de barreras discriminatorias.

El sistema de microcréditos del Grameen recala, en el 90% de los casos, en mujeres, y se distribuyen en cada continente en base a un estudio de necesidades: 85 millones en Asia, 10 en África y 5 en Latinoamérica. La aplicación de la original idea ha tenido respuesta directa en su país, pero reconoce, sin especificar, que en algunos otros lugares, esta teoría se tomó como “una moda pasajera” que, aunque laureada, “no se ha intentado llevar a la práctica”.

Yunus explica que, en 2005, se celebró el año del Microcrédito: numerosas recepciones, actos institucionales y actividades conmemorativas en las que se trató de recordar el espíritu de su trabajo: “La idea era ayudar a cien millones de pobres a salir de su estado; ahora vamos a tratar de llegar a los 175 millones”. Fechas, plazos, números, personas. El pragmatismo de su actitud choca con la utopía que podría simbolizar. “No es imposible, es cuestión de intención”. Un ejemplo fácil: el Banco Grameen. El proyecto del ‘Banquero de los Pobres’ fomenta el autoempleo entre los sectores con más dificultades de supervivencia porque la pobreza “se ataja desde dentro”.

Inmigración

Aunque asume que esta teoría concreta “no siempre se ha entendido bien e incluso, a veces, no se ha sabido usar”, insiste en el caso de Bangladesh para hablar de soluciones tangibles. Mientras tanto, la diseminación de la pobreza, cuyas raíces se extienden históricamente por el planeta, encuentran un punto de novedad en los fenómenos migratorios. La situación que padece Ceuta como una de las fronteras españolas al sur de Europa es, a juicio del antiguo profesor de Economía en Tennessee (Estados Unidos), “comprensible”. La explicación es “sencilla: si un territorio tiene excedente de agua y otro no tiene nada, mira al de arriba desde abajo porque quiere las mismas oportunidades de vida”.

En este sentido, medita sobre los intentos de saltar la valla. Los individuos que sufren pobreza en África, “mantienen sus expectativas de mejorar, pero también se puede colaborar a que no tengan que marcharse de su país”. Para Yunus, tanto la aportación de fondos desde la Unión Europea como el trabajo de repatriación desde los países de orígen “no son acciones opuestas”.

A su juicio, son, más bien, “complementarias” para paliar la afluencia masiva de inmigrantes indocumentados. “No es necesario elegir entre ambas opciones, es mejor hacer un trabajo conjunto desde todos los ámbitos.

Fenómeno inevitable

Sin embargo, afina: “Hay que tener en cuenta que la inmigración es inevitable, la gente va y viene y eso no se puede parar, las personas estamos en continuo movimiento, pero se debe intentar promover la integración de la gente para que, si es posible, puedan volver a sus países en mejores condiciones”.

El Banco Grameen prosigue en su labor de adaptación y renovación en Bangladesh con vistas a un pacto mundial contra la pobreza.
 


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