Mientras Muhammad Yunus paseaba, ayer, a media tarde, por
las calles de Ceuta, su discurso de recepción del Premio
Convivencia 2006 tomaba fuerza. La mirada franca del
prestigioso economista y docente recorría el centro de la
ciudad de las Cuatro Culturas con los ojos del sereno
individuo que, horas después, recogería un galardón por
treinta años de trabajo para intentar poner fin a la pobreza
en Bangladesh. Antes de entrar en el salón de actos del
palacio Autonómico, su vista volvía a detenerse en la
exposición conmemorativa ‘Treinta años de Microcrédito’.
Acto seguido, era Mabel Deu, consejera de Cultura y
presidenta de la Fundación organizadora, quien daba comienzo
al encuentro, ante la presencia de autoridades políticas,
militares y religiosas.
Deu arrancó con una bienvenida multicultural para proseguir
con una breve biografía de Yunus, de quien destacó su
“brillantísima” figura a través de una “gran” obra que
comenzó en los años setenta: “la grandeza de este economista
es la confianza que ha depositado en el potencial de los
pobres y en su capacidad de decidir por si mismos”. Además,
resaltó su lucha por la alfabetización, el fomento de las
relaciones pacíficas y el impulso del trabajo de las mujeres
a través del microcrédito. “Es un ejemplo de experiencia
realista de convivencia, no de coexistencia”.
A estas palabras, ‘el banquero de los pobres’ respondió con
satisfacción ante un reconocimiento a su carrera desde una
ciudad “tan lejana” de Bangladesh. “Me sorprende que aquí se
pudiera pensar en mi país, en su pobreza y en mi persona”,
explicó halagado. A continuación, pronunció un extenso
discurso sobre el proyecto del Banco Grameen y su situación
actual. Así arrojó cifras sorprendentes como que 20.000
mujeres componen, hoy día, la propuesta.“Soy el empleado de
un banco de mujeres”. Seis millones y medio de prestatarios
integran una labor en la que el 96% pertenecen al género
femenino. Yunus insistió en el papel determinante que juegan
‘ellas’ para hacer realidad la erradicación de la pobreza:
“se organizan mejor, los hombres sólo quieren vivir el
presente”.
El sistema que comenzó ofreciendo préstamos de 27 dólares
diarios, hoy en día entrega “más de tres millones y medio”
por jornada. Además, desde hace tres años, el banco Grameen
ofrece becas a los hijos de las usuarias de las que, el 50%
están reservadas, de nuevo, a las féminas. “Sus madres son
analfabetas y buscan un futuro mejor para ellos”. Así, “hay
más de 12.000 estudiantes, 3.000 se están doctorando y el
cien por cien de los escolares asisten a clase”.
Finalmente, el célebre economista habló de uno de sus
últimos proyectos: trabajar con las personas que piden por
las casas. Así, actualmente, 80.000 individuos se han
adherido a un programa que consiste en vender productos,
también hogar por hogar, pero desde otra perspectiva.
“Muchos de ellos han abandonado la propuesta porque se han
recuperado económicamente”.
Muhammad Yunus contempla los microcréditos como “pequeños
prestamos que pueden hacer maravillas” y así lo quiso
transmitir en el salón de actos de la Ciudad. “Me siguen
sucediendo cosas extrañas”.
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Vivas: “No hay título mayor que ser el banquero de los
pobres”
El presidente de la Ciudad
Autónoma, Juan Vivas, no faltó a la cita más solidaria de
Ceuta. Su participación en el acto de reconocimiento vino
acompañada de su sorpresa ante los “espectaculares” datos
que aportó Muhammad Yunus sobre el grado de efectividad del
Banco Grameen. Unas cifras que “asustan de positivas que
son” y que “abren una puerta a la esperanza” porque, tal
como subrayó el jefe del Ejecutivo local, “no hay título más
importante que ser el banquero de los pobres”.
En el marco de la finalidad del galardón, quiso resaltar que
la convivencia es “incompatible” con el rechazo porque
“exige” un orden social cívico igualitario, “nunca
discriminatorio”. Un papel global que quedó patente en la
celebración de la octava edición del premio al recordar
todos los galardonados. En el caso de Yunus, Vivas destacó
su prestigio internacional tras una experiencia vital
“apasionante” que remarca día a día.
Como conclusión del discurso, el presidente retomó la idea
de protección del espíritu de la convivencia como “una de
las múltiples razones “por las que el respetado economista
bangladeshí recibió el premio. “Es básica una voluntad común
para no acentuar las diferencias y compartir los
principios”.
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