Algo está cambiando y, de hecho, ha cambiado en cuestión de
tasaciones. De ahí que los profesionales del sector
consultados por este periódico, nos digan: “Los productos
que se tasan ahora son muy distintos a los que hacíamos hace
unos años que en un 99% lo eran por compra-venta de
viviendas o con motivo de créditos hipotecarios de
inmuebles”. La cruda realidad ha cambiado de manera
sustancial y los requerimientos de tasaciones que se
formulan van referidas en cuestión de asesoramiento para
entidades financieras, sociedades mercantiles o
particulares, que son los que demandan sus servicios en
mayor medida.
El 99% de las tasaciones de antaño por compra-venta de
viviendas ahora ha bajado ostensiblemente. Y prácticamente,
casi no se da en la actualidad.
Esta negativa incidencia ha influido, lógicamente, en el
empleo de los propios profesionales del sector al igual que
en los de las gestorías que se encargan de este cometido.
Con la financiación de los bancos en su peor momento, el
trasiego de compra-ventas ha disminuido de manera sensible y
ya lo que se viene realizando es la adquisición con dinero
al margen de la financiación.
Unas transacciones que requieren liquidez y solvencia, pero
también condiciona el mercado a compra-ventas no superiores
a los 120.000 euros.
Las grandes operaciones económicas a nivel general de
particulares ya forman parte de la historia inmobiliaria.
Operaciones por importes de 200.000 euros requieren
financiación y dificultan el mercado inmobiliario.
Esta vorágine de crisis económica también ha acabado con
numerosas agencias inmobiliarias que han cerrado sus puertas
por la mala situación económica.
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