Una de las bases de la defensa que de sí mismo realizó el
acusado, el hoy capitán F.L.G.N., es que su entonces
subordinado, el guardia civil que ayer le sentó en el
banquillo de la Sección VI de la Audiencia Provincial, era
“un instrumento”.
Con ello quería referirse a que mandos de la Comandancia de
la Guardia Civil de Ceuta, con el entonces teniente coronel
jefe Julio Quílez a la cabeza, le tenían en el punto de
mira. Desde su perspectiva habían varias razones. Por un
lado, el entonces alférez se había posicionado claramente en
contra de las directrices dimanadas del mando, que bajo su
punto de vista se movían como una veleta, siguiendo el
viento dictado desde la Delegación del Gobierno, que en
aquel entonces, 2001, ostentaba Luis Vicente Moro. El
alférez llegó incluso a denunciar al propio teniente coronel
por haberlo zarandeado. Previamente, el alférez había
denunciado por conducto reglamentario que un agente del
Cuerpo había realizado un comentario despectivo sobre su
pareja, hoy su esposa, ya que esta es de religión musulmana.
El propio alférez, actualmente capitán, se convirtió al
islamismo. Según entiende, el teniente coronel guardó en un
cajón la denuncia formulada por un comentario racista
realizado sobre la pareja del alférez y al preguntarle a
este respecto, el teniente coronel lo habría zarandeado. Lo
denunció y finalmente, como no se pudo probar tal hecho, el
alférez fue sancionado.
Estas circunstancias, según su perspectiva, fueron las que
motivaron la denuncia que realizó el guardia civil en torno
a las fotocopias realizadas del libro de incidencias de
calabozo.
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