El mirador de Isabel II, el monte de la Tortuga o la
potabilizadora fueron las zonas estratégicas de acampada
durante la primera jornada del Día de la Mochila que entre
García Aldave y el monte Hacho acogieron a más de 400
ceutíes que fueron llegando de manera escalonada. Los
dispositivos de seguridad constataron la tranquilidad en
ambos parajes sin necesidad de realizar intervenciones. Las
primeras bromas para conmemorar la cita corrieron a cargo de
los más jóvenes, que evocando a la noche de Halloween,
utilizaron caretas para gastar bromas y asustar a los
campistas dentro del misterio de la noche.
Montañas cada vez más pobladas y recuperando compañía, y un
resplandeciente color verde que se ensalzaba con los rayos
de sol, fueron los protagonistas del Día de la Mochila que,
a diferencia del año anterior por las desventuradas
condiciones climatológicas, acogió a más de 400 ceutíes que
fueron desplegando sus casetas desde la tarde hasta el
cierre de esta edición.
García Aldave y el monte Hacho dieron la bienvenida a la
fecha de Todos los Santos donde familias, amigos e incluso
mascotas gozan de un ambiente puro y limpio alejados durante
unos días de la ciudad. Las horas claves para el
desplazamiento de los ceutíes fueron las primeras de la
tarde y ya entrada la noche, donde los más jóvenes
abandonaron los disfraces para disfrutar del misticismo y el
terror en unos pasajes sin más luz que la de la propia luna.
Aunque eso sí, comenzado el ajetreo y las ganas de pasarlo
lo mejor posible, fueron los dispositivos de seguridad los
que en escasos momentos pasaron del relax a la actividad,
sobre todo, para Protección Civil en sus funciones de
recuento de la población en el campo.
Los 25 voluntarios de dicho cuerpo mantuvieron la jornada
bajo control a través de los dispositivos de GPS incorporado
a los diferentes vehículos de seguridad y que manipulaban a
través de redes informáticas. “Con ellos damos cuenta de la
longitud y latitud de cada acampada, del número de personas
que en ella se encuentran y controlamos todos los
movimientos por si ocurre algo”, advirtió el jefe de grupo.
El mirador de Isabel II, el monte de la Tortuga y las pistas
anexas de García Aldave, la potabilizadora del monte Hacho
fueron las zonas más pobladas; y aunque no hubo ninguna
intervención de emergencia sí que se presentaron las
primeras anécdotas. “Con motivo de la noche de Halloween, un
joven se puso una máscara, empezó a asustar a la gente en
medio de la carretera y la Guardia Civil lo cogió, pero de
broma”, relató el jefe de grupo de Protección Civil.
La Mochila es toda una tradición que ha perdurado durante
siglos pasando de generación en generación. En este uno de
noviembre, las familias se reúnen en el monte y comparten la
bolsa de frutos. En algunos libros históricos se vincula
esta fiesta con la costumbre de los antepasados de acudir a
llevar flores al camposanto ataviados con una mochila en la
que llevaban alimentos para pasar allí toda la jornada, ya
que podían quedar aislados por las mareas, viendo
imposibilitado su regreso al centro hasta terminado el día.
Otros vinculan esta tradición con la jornada de la Loma de
las Mochilas de la Guerra de Africa siendo potenciada por
grupos de exploradores.
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