La de la Encrucijada es una de las casetas más señeras de la
feria. Modesta y familiar, este local está situado en el
centro de la feria, aunque no es demasiado ancho. Esto no
impide que los más de 550 hermanos de esta cofradía del
barrio de San José acudan con sus familiares para pasar una
noche con sus hermanos cofrades.
Esta entidad, que se ha marcado el objetivo de comprar un
trono para su Cristo, va a destinar todos los fondos que
consiga a esta empresa. Francisco Ramos, el nuevo hermano
mayor, comenta que las Cruces de Mayo, las tómbolas que se
hacen en las comidas de hermandad y la feria apoyan al
dinero recaudado por los hermanos.
Ramos comentó que el ambiente que se vive en la caseta es
tranquilo, ya que la mayoría provienen del círculo cercano,
aunque también dice que hay muchos que vienen buscando las
croquetas caseras, las berengenas a la lágrima, el pulpo, la
carne en salsa, la tortilla o los langostinos. Cuatro grupos
de cocineros salidos de la hermandad se turnarán durante los
ocho días de feria para confeccionar los platos, a los que
acompañan tres camareros.
Esta caseta ha pasado por los tres escenarios distintos en
donde se ha hecho feria, el puerto, la Gran Vía y, ahora, la
Marina.
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