Las Murallas Reales sirvieron de marco para que un elenco de
personas y entidades fueran galardonadas por su trayectoria.
Antonio Benítez y Pablo Belmonte obtuvieron un
reconocimiento público que recuerda la historia empresarial
que ambos han construido en una Ceuta que les pertenece. La
Ciudad también se acordó del trabajo velado de las hermanas
Adoratrices, que van a cumplir 75 años dedicadas al prójimo.
Hwidar, por su parte, comienza a saborear los frutos que
caen de una locomotora mágica que le trasnporta a galaxias y
paisajes artísticos inéditos. Radio Ceuta, aunque veterana,
mantiene lozano su sonido.
Son las historias de los más mayores las que más apelan al
sentimiento de una tribuna, las que más conmueven, porque
son las historias que todos aspiran a contar cuando alcancen
la edad de la sabiduría y retornen a esa niñez que la vuelta
de la vida devuelve repentinamente. Las lágrimas de Pablo
Belmonte y Antonio Benítez fueron sofocadas con aplausos.
Estas dos personas compartieron un discurso destinado a sus
esposas, a sus descendientes y a todos los resquicios de
humanidad que sus comercios han dejado en los salones de la
memoria: olvidando lo malo y recordando lo bueno.
El discurso de las Hermanas Adoratrices provocó en el
público un sentimiento de culpabilidad y, a la vez, el deseo
de reiniciar nuevamente el camino de la solidaridad y la
generosidad. Es como la Navidad, donde un escaparate muestra
las bondades posibles que ofrece la vida y la trama que
surge detrás de la fatiga diaria de la rutina.
El discurso protocolario de Radio Ceuta escondía, muy en el
fondo de las palabras, un sinfín de ondas, mensajes y
creaciones que volaron por la ciudad y que cayeron como
ceniza sobre el mar y las cosas de Ceuta, como, por ejemplo,
la locomotora que inspiró a Hwidar, y que desembocó en una
fantasía desprendida a través de sus grabaciones, entre las
bambalinas del estrés que produce el entorno audiovisual y
entre los momentos de pensamiento y estudio que genera la
soledad.
Pedro Gordillo, vicepresidente de la Ciudad y presidente de
la comisión que designó las medallas, justificó los
galardones, encumbrando a cada uno de los premiados durante
una noche de etiqueta, en la que el sonido del aplauso se
volvió ceremonioso y educado, por no ser despilfarrado.
Las manos sinceras y la voz antigua de Antonio Benítez, la
bondad humilde y el espíritu de compañerismo de Pablo
Belmonte; el desenfadado atuendo y la expresividad de Hwida;
la frondosa armonía de la hermana de las Adoratrices; y el
sonido perfecto de Radio Ceuta fueron los protagonistas de
una ceremonia de talla grande.
Antonio Benítez: “Daría todo lo que tengo por ser hijo de
Ceuta”
El joyero Antonio Benítez nació en Málaga hace 87 años, pero
comenzó joven el trabajo en la Esmeralda: “Año 1933. Una
familia con los ojos puestos al cielo, pidiendo protección
hacia un devenir incierto, mis padres y mis diez hermanos.
Sufrimos tiempos duros, pero la fe en Dios, la constancia,
la honradez y el trabajo de toda la familia hicieron el
milagro. Agradezco a Dios que esta bendita tierra,
desconocida en muchos lugares de España, me diera una esposa
y unos hijos -se para por la emoción; el público aplaude-
que siempre me estimularon con su comportamiento y su ayuda.
Quiero confesar que solo tengo envidia de mis hijos y mis
nietos, porque tienen un título que yo nunca podré tener,
ser hijos de Ceuta -pausa y más aplausos-. Este título
invisible, no lo hay parecido en ningún lugar de España,
tiene un sentimiento tan profundo en mí que daría todo lo
que tengo por ser como todos los ramales. Ramales de este
árbol que se sostiene con 87 años y que me ha dado el
sabroso fruto de 5 hijos, 11 nietos y 3 bisnietos, todos
portadores de esta sangre roja caballa de mis alegrías (...)
Viendo el progreso de Ceuta, tantos años estancada,
recordaré las palabras de Galileo: ‘Y sin embargo, se
mueve’”.
Hermana Matilde Dávila: “La solidaridad no entiende de
fronteras ni religiones”
Las Adoratrices atraviesan una edad madura, a punto de
cumplir los tres cuartos de siglo de vida y con un legado
humanitario que impulsó su designación para recibir una de
las medallas que otorga la Ciudad. “Esta medalla es
merecida, pero no por nosotras, sino por aquellas personas
que han escrito la historia de las Adoratrices; esta medalla
queremos compartirla con todas las hermanas que han formado
parte de esta casa, a las jóvenes que, necesitadas, llamaron
a nuestras puertas en busca de ayuda; a todas las alumnas
que un día pasaron por nuestras aulas; a profesores y
profesoras; a todas las autoridades y personas que a lo
largo de todas estas décadas han mostrado su cariño hacia
las adoratrices”. A continuación, la hermana Matilde Dávila,
encargada de recoger el premio, que ocupará un “lugar
privilegiado en nuestra casa”, recordó que la casa adoratriz
“ha estado y sigue estando abierta a la mujer en exclusión
social y a todos los que allí acudan, independientemente de
su religión o nacionalidad, porque la solidaridad no
entiende ni de fronteras ni de religiones. Por ello, nuestra
admiración a aquellas personas que contra viento y marea
siguen soñando con un mundo mejor”. Por último deseó que
Santa María Mikaela “nos proteja a todos”.
Pablo Belmonte: “Detrás de un gran hombre hay una gran
mujer”
El de San Pablo, -o el de Pablo Belmonte, si lo prefieren-
fue otro discurso emotivo, humilde y sincero, gracias a la
transparencia que provoca haber trabajado con dedicación y
limpieza en el negocio. “Como caballa de nacimiento, siempre
he defendido que trabajar en Ceuta es un honor y trabajar
por Ceuta, un deber. Siempre he intentado ofrecer lo mejor
de mí y soy un gran apasionado de mi Ceuta, de sus fiestas
patronales, de su alegría, de la participación del pueblo en
todas las celebraciones. En todos los rincones de mis
establecimientos siempre he guardado un lugar para mi
patrona y para la perla del Mediterráneo. Esta es mi tierra
y aquí quisiera morir”. Este jubilado, que mantiene la
ilusión intacta, dedicó la medalla a sus hijos y, a
continuación, a su esposa. Tras esto, le desbordó la
emoción. “Paquita se merece la mitad de esta medalla. Han
sido 60 años de felicidad y sin su apoyo nunca hubiera
conseguido el reto que nos planteamos. Hay un dicho: Detrás
de un gran hombre hay una gran mujer. Esta empresa nació por
vocación familiar y espero que continúe por mucho tiempo con
el trabajo de mis hijos, a los que les he inculcado el
espíritu de sacrificio del que siempre hago uso”.
Abdelatif Abdeselam Hwidar: “Contagiaría mi fantasía a
los que promueven la cultura desde Ceuta”
Hwidar se mostró desenfadado, sin chuleta y ‘goyesco’,
porque recordó la pasarela de los premios Goya, cuando el
artista premiado demuestra en el momento del discurso las
virtudes que lo han encumbrado y utiliza para expresarse las
palabras del lenguaje corporal, las pausas y la declamación:
“Me voy a permitir una pequeña licencia de protocolo para
saludar diciendo: ‘Hola vecinos’”. Continuó con una
historia: “Cuando tenía nueve años estaba jugando en el
parque de las puertas del campo, jugando a los columpios, y
se me ocurrió asomarme a una pequeña tapia”. Utilizó un
silenció y continuó: “Me armé de valor y salté. Bajé y había
una nave, unos cobertizos. De pronto, vi una puerta abierta
de una de la naves más grande y se me ocurrió asomarme y vi
una locomotora de vapor, ¡real!. Fue como un descubrimiento,
fue un pasaporte para atravesar praderas, galaxias y todo lo
que mi imaginación podía dar de sí. Si en algún momento se
pudiera decir que me convertí en autor, fue gracias a esa
locomotora, porque no creo que todos los niños hayan tenido
la posibilidad de experimentar lo que es la materialización
de una fantasía. Me gustaría poder contagiar ese sentimiento
a toda esa gente que, desde Ceuta, promueven la cultura, aun
sabiendo que tienen que remar contra viento y marea. Me
gustaría dedicar esta medalla a todas esas personas que se
esfuerzan en hacer que la convivencia sea un hecho y no algo
teórico”, terminó Hwidar su discurso, tan breve como
embaucador. Se despidió como un artista, con una reverencia
y una larga ovación.
Radio Ceuta: “Los oyentes son nuestra razón de ser”
Raúl Rodríguez, director general de la Cadena Ser, fue el
encargado de recoger el premio concedido a la trayectoria de
Radio Ceuta. “La histórica EAJ 46 Radio Ceuta ha sido un
testigo privilegiado de las preocupaciones y de las
ilusiones de esta ciudad”. Este medio cumplirá 75 años el 9
de mayo de 2009, por lo que puede presumir de ser el decano
de la radio en Ceuta. “Radio Ceuta ha vivido en primera
línea todos los acontecimientosde la ciudad... ha sido la
más fructífera cantera de profesionales que vuestra ciudad
ha conocido. Decenas de ceutíes que hoy triunfan en los
medios de comunicación dieron sus primeros pasos en esta
casa; la colaboración de todos ellos ha sido fundamental
para escribir la historia que hoy nos transporta hasta
aquí”, comentó. “Esta medalla es fruto de su trabajo y de
los oyentes que, con su calor, han permitido que podamos ir
componiendo la banda sonora de sus vidas. Los oyentes son
nuestra razón de ser y los protagonistas de esta medalla”,
conluyó.
|