Hace 35 años que decidió participar como voluntario en la
Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) junto a Carmen,
su mujer. Ninguno de los dos había tenido contacto con la
enfermedad pero quisieron colaborar con esta institución
constituida en 1953 que les permitió ayudar a mucha gente a
superar o afrontar la realidad de sus enfermedades y de la
que, con los años, también tuvieron que hacer uso personal
ya que la mujer de José Solera falleció de cáncer el año
pasado.
Este madrileño, nacido hace 84 años en Alcalá de Henares,
lleva 64 viviendo en Ceuta y los últimos diez años los ha
dedicado a ejercer la presidencia de la delegación de AECC
en Ceuta. Dejó el cargo en junio, “por voluntad propia,
porque ya estoy cansado”, y ayer recibió un emotivo homenaje
en el patio de armas de las Murallas Reales con motivo de la
concesión de la Medalla Autonómica a la labor desarrollada
durante este tiempo.
Tras un discurso cargado de agradecimientos y recuerdos a
todos aquellos (familiares, amigos e instituciones) que le
han apoyado en su labor durante todo este tiempo, José
Solera, finalizó, no sin dificultad, su discurso con
lágrimas en los ojos recordando a Carmen, la que durante
tantos años fue su compañera. La emotividad del momento, le
hizo recibir una ovación por parte del público que reconoció
así la labor desempeñada por este hombre cuyo único objetivo
ha sido facilitar la vida a todos aquellos que han tenido
que enfrentarse a un cáncer.
Juan Vivas dijo de él que “este ceutí de corazón que llegó
para hacer la mili y aquí se quedó, tiene muchas virtudes,
pero por ser rasgo definitorio, yo destacaría su educación,
el saber estar, el trato exquisito y las buenas formas”.
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