Una vez escuchado el relato de L.D.T.O. llegó el momento de
las conclusiones. El fiscal y la acusación particular
pidieron al tribunal una condena de 19 años de prisión para
cada uno de los imputados por un delito de homicidio y otro
de homicidio en grado de tentativa.
Según expusieron, la declaración del testigo de cargo fue
“firme, clara y contundente” ya que no se había demostrado
ninguna contradicción entre lo declarado en el acto del
juicio y lo testificado en sede judicial y en comisaría
además de ser muy rotundo al reconocer a los acusados.
Para la fiscal, está claro el animus necandi, o voluntad de
matar, de los imputados lo que es suficiente para
“desvirtuar la presunción de inocencia” y niega que la
prueba forense sea inválida por estar realizada por un sólo
médico.
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