Los taxis piratas siguen siendo el
mayor problema con el que se encuentra el transporte público
ceutí y, lejos de reducirse, el número de estos vehículos es
cada vez mayor. Tanto autobuses como taxis sufren las
consecuencias de un negocio al margen de la ley que les
quita clientes de forma desleal e ilegal. Por ello han
denunciado la situación en reiteradas ocasiones pero, en
lugar de solucionarse, se agrava más y así lo trasladan los
representantes de ambos colectivos que insisten en su
petición de medidas urgentes y más presión para acabar con
los taxis piratas.
Las zonas calientes por las que se
mueven estos coches que hacen de taxi son el puerto, centro
comercial y frontera. Además, van recorriendo las paradas de
autobuses y taxis más concurridas para, a pie de carretera,
ofrecer a los ciudadanos sus precios, habitualmente más
bajos que los del transporte público, e intentar ganar
clientes. Así roban muchos usuarios, según explica el
gerente de la empresa de Autobuses Hadú-Almadraba, José
María Cuéllar. Esta es una táctica que funciona, sobre todo,
entre los trabajadores transfronterizos que, a diario, se
trasladan desde la frontera al centro y viceversa.
Quienes se ponen al volante de
estos taxis, según explica Cuéllar, vienen en muchas
ocasiones del país vecino. Son ciudadanos marroquíes que
pasan con sus coches la frontera, ahorrándose así gastos
como el de la gasolina, más barata al otro lado del Tarajal.
Asimismo, no cumplen ninguna normativa ni pagan ningún
canon, lo que les permite rebajar los precios hasta llegar a
cifras irrisorias por debajo incluso del billete de autobús,
cuyo coste es ochenta céntimos de euro.
Competencia desleal
“Es una competencia desleal que
nos está haciendo mucho daño”, critica Cuéllar. Desde la
empresa de autobuses incluso realizan su propio control de
cómo y por dónde funcionan los taxis piratas, y los chóferes
de Hadú-Almadraba van apuntando matrículas de aquellos
vehículos que identifican como tales. Ahora, según traslada
Cuéllar, tienen entre cuarenta y cincuenta matrículas cuyos
números ya han trasladado al Gobierno para que se haga cargo
y lo pase asimismo a la Policía Local.
Por su parte, el presidente de la
Asociación de Autónomos del Taxi, José Reyes, explica cómo a
pesar de que a los conductores de estos taxis piratas se les
imponen sanciones administrativas e incluso se les llega a
retirar el vehículo, al tiempo vuelven desde Marruecos con
otros coches. El negocio, no duda Reyes, que incluso esté en
manos de una mafia que les va facilitando vehículos a estas
personas que cruzan la frontera para ser taxistas ilegales
en la ciudad.
Reyes calcula que, de forma
constante, operan unos 20 o 30 vehículos a cuyos conductores
ya conocen. Las pérdidas que pueden conllevar, tanto para el
sector del taxi como del autobús, asegura que son muy
importantes ya que, de media, estos taxis piratas pueden
hacer unos 300 viajes al día. En porcentaje, Reyes calcula
que se puede estar hablando de una reducción de entre el 20%
y el 30% del trabajo para el sector.
Mientras, reconoce el
representante de este sector, perseguir esta práctica es muy
complicado ya que hay que demostrar que se les está cobrando
un pasaje a los pasajeros y que el conductor no alegue que
se trata de familiares o amigos.
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La Guardia Civil y la Policía Local han intensificado el
control
Los taxis piratas es una
problema que lleva de cabeza al sector del taxi y también al
del autobús desde hace años. No obstante, en los últimos el
control de Guardia Civil y de Policía Local se ha
intensificado, como traslada el representante de los
Autónomos del Taxi, José Reyes, que explica como las
actuaciones de ambos cuerpos se han intensificado. No
obstante, también reconoce que a veces caen en saco roto
porque, a pesar de que se interponen sanciones
administrativas y se les llega a retirar el coche a estos
taxistas ilegales, estos vuelven a Marruecos y traen nuevos
vehículos con los que vuelven a operar en la ciudad.
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