La libertad religiosa conquistada en Occidente puede estar
seriamente amenazada y así lo advirtió ayer Alberto de la
Hera y Pérez de la Cuesta, catedrático de Derecho
Eclesiástico y de Historia de América en las VI Jornadas
Jurídicas de Ceuta. Y la amenaza parte del Islam que, en
algunas de sus ramas, se muestra intransigente e intenta
“imponer por la fuerza lo que no se ha podido imponer por la
razón”. Así, De la Hera alertó de que el Islam puede ocupar
Occidente para devolverle a la adhesión a un concepto divino
que rija la justicia y que sea único e indiscutible. Una
realidad no tan lejana y que ha predominado hasta hace
apenas dos siglos, cuando se empezó a conquistar la libertad
religiosa a partir de dos hitos: la declaración de Virginia
en Estados Unidos en 1650, donde se declaraba la libertad
religiosa por primera vez, y la revolución francesa, tras la
que se plasmó que ningún ciudadano podía ser molestado por
sus opiniones, incluso las religiosas.
Desde esa primera piedra en el camino, se ha avanzado de no
tener libertad religiosa a poder practicar y enseñar tu
religión. Entre medias, hay dos grados, según explicó De la
Hera. Uno es el de la libertad de ejercicio cultual, que
permite el culto en el ámbito privado, y el otro grado, es
el de ejercer el culto públicamente. Sin embargo, el grado
que queda por conquistar, apuntó este catedrático, es el de
un estado en el que la justicia la inspire la divinidad para
que sea “justa e inamovible” y no “relativa” como, señaló,
es ahora la justicia al depender de los legisladores que
varían las leyes. La justicia, definida por el pueblo,
depende del tiempo y el lugar. Lo que ahora está penado,
mañana es posible que no, apuntó para señalar que la regla
de que ley es igual a justicia y esta igual a verdad, “se ha
ido al garete”.
De la Hera, que también es vicepresidente de la Asociación
Internacional de Libertad Religiosa, dio una lección
magistral a los asistentes sobre la evolución de la libertad
religiosa y cómo esta se da en algunos países, su ambigüedad
y su ausencia, sobre todo, en los países orientales. Además,
el catedrático aderezó su exposición con anécdotas y datos
como que en España hay más de doscientas religiones
inscritas y en Estados Unidos se cuenta por miles.
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