El aumento del terrorismo yihadista en los últimos tiempos
es uno de los problemas que más preocupan a la comunidad
internacional, según expuso ayer el ministro del Interior en
el Campus universitario de Granada en Melilla donde se
desarrolla esta semana el curso “Extranjeros privados de
libertad”. Fernández Díaz comentó que se están adoptando
medidas especiales y recomendaciones para el tratamiento de
estos reclusos en el sistema penitenciario español. Un
sistema del que, por cierto, aseguró que se trata de un
referente a nivel mundial.
De hecho recordó que la Ley Penal Penitenciaria fue la
primera ley orgánica que se aprobó tras la Constitución en
el año 1979´
En el año 2009 se registraron, -según dijo el ministro-, un
total de 22.160 internos extranjeros en España, más de un
tercio del toda la población reclusa en España, el 34,41%.
Ya en julio de 2014 fueron 16.245 los reclusos extranjeros,
es decir, un 28,4% del total. Esos porcentajes superaban
ampliamente las proporciones de extranjeros en el país, que
eran en torno al 10% de la población. Según la estadística
europea penitenciaria en 2012 la población reclusa extrajera
en España era del 33,6%. En ese mismo año era del 17,9% en
Francia; un 27,9% en Alemania; del 35,8% en Italia y un
19,1% en Portugal.
Muchas dificultades
Fernández considera que los reclusos extranjeros suponen
para cualquier administración penitenciaria no pocas
dificultades. En España se aplica un postulado general, “que
los ciudadanos no nacionales afronten en sus países de
origen el cumplimiento de las sanciones penales impuestas,
articulando para este fin todas las medidas que permiten el
regreso a su entorno de origen y a su sistema penitenciario
nacional.
Los mecanismos de retorno contemplados en el ordenamiento
jurídico son la expulsión, la extradición, al traslado de
personas y la libertad condicional en el país de origen.
Para ello es necesario una política penitenciaria que
conlleve la ejecución penal, la coordinación de la
administración penitenciaria con organismos jurisdicionales
y policiales con responsabilidades en materia de
extranjería, la formación del personal implicado en las
actuaciones con reclusos extranjeros y la gestión de los
datos relevantes de cada interno en el sistema de
información penitenciaria.
También destacó el ministro la implantación de programas
esenciales en los centros penitenciarios para estos reclusos
así como la asistencia religiosa las medidas especiales en
alimentación y al acceso a la formación cultural y
deportiva.
Yihadistas
En cuanto al fenómeno del yihadismo explicó que se acaba de
distribuir una circular de la secretaría general a todos los
centros penitenciarios con especiales recomendaciones ante
este tipo de situaciones. El problema de los terroristas
yihadistas retornados, que con anterioridad han sido
captados adoctrinados y armados en distintas zonas de
conflictos como Siria y Mali, que suelen estar muy bregados
en el combate y muy radicalizados, es uno de los problemas
que más preocupan en estos momentos a la comunidad
internacional. De hecho ya han protagonizado atentados en
Bruselas, en la maratón de Boston y anteriormente en Londres
o en Toulusse, Francia.
Fernández indicó que ningún país esta fuera del riesgo que
supone esta modalidad de terrorismo “y como compartimos
amenazas, tenemos que compartir capacidades” y comentó que
próximamente en el marco del Consejo de Seguridad Nacional
se va a aprobar un programa contra la radicalización
violenta, que se concretará en un perfil especial en este
ámbito. Además, la incorporación de elementos novedosos
introducidos por otros países y, sobre todo la adaptación de
las políticas concretas que se dan en nuestros centros
penitenciarios, son básicamente la motivación que impulsa la
profunda renovación que se acomete en el programa de
intervención por los internos islamistas en las cárceles.
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