Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, y esto
es aplicable a quienes han tenido -y tienen- la
responsabilidad de buscar soluciones a Bab Sebta y Tarajal,
dos espacios que comparten la movilidad de miles de personas
diariamente, y que son focos de conflicto social de
consecuencias impredecibles, explican desde el Club de
Residentes de Ceuta. Tanto las autoridades de Marruecos como
las de España han hecho poco por atender y solucionar una
situación gravísima, y que nunca ha tenido respuesta
racional y equitativa, de forma que tenga en cuenta esa
lucha por la vida cruel y desesperada de miles de personas,
que encuentran en el paso hacia un lado y otro el sustento
de cada día. La pasividad y la falta de reacción positiva ha
sido la nota dominante desde hace años frente a una
situación con una dinámica incansable. Nadie ha sabido
escuchar ese grito de necesidad que viene dándose en Bab
Sebta y Tarajal, como si el mismo no fuera de seres humanos
que piden soluciones.
Bab Sebta no sólo merecía los cambios funcionales de nuevas
estructuras y nuevos carriles de acceso, sino también un
profundo cambio sobre los conceptos en los que se
desenvuelven. El Tarajal no se queda a la zaga, y merece una
aduana absolutamente nueva, que contemple a las personas
como tales.
|