Un día después del incendio que se produjo en la zona de
García Aldave, se ha podido comprobar que la vegetación
mediterránea muestra una gran adaptación al fuego y sus
características naturales hacen que sea recuperable por su
gran capacidad de rebrote. Una consecuencia positiva que
extraer del siniestro sobre el que aún se investigan las
causas que lo originaron: negligencia o provocado.
En el foco en donde se inició, concretamente en una zona
considerada de las más valiosas del campo exterior de Ceuta,
la cuenca del Arroyo de Calamocarro, especialmente
protegida, que afectó también al enclave conocido como
Fuente de los Generales y el Barranco de la Misericordia,
los investigadores estudiaban ayer este sector para tratar
de encontrar vestigios que dieran luz a las pesquisas que se
siguen para el esclarecimiento del siniestro.
En cuanto a vegetación afectada cabe señalar que el incendio
perjudicó especialmente al pinar puro en zonas donde se
mezclan pinos con alcornoques, así como matorrales de alto
valor ecológico y en áreas de bosque pobladas por
alcornoques y acebuches, consideradas de elevado valor
ecológico de la vegetación en Ceuta.
La carretera de la Lastra impidió, al actuar a modo de
cortafuegos, que las llamas se expandieran por las laderas
del monte de la Tortuga, enclave con numerosos alcornocales
de alto valor ecológico, que se pudieron salvar, así como la
zona de Aranguren, donde hay pinos, si bien se vieron
afectados eucaliptos, lo que obligará a repoblaciones que
reconstruyan el paisaje, labor que se estima en poco más de
un año en cuanto a la vegetación mediterránea y en
aproximadamente diez, para los pinos.
A nivel paisajístico la imagen es desoladora y la panorámica
de desastre, si bien el aspecto positivo es que, con las
primeras lluvias se espera el rebrote de la vegetación
autóctona de acebuche y alcornoque y en pocos años, apenas
se acusarán los estragos que ha provocado este incendio que
afectó a un área de unas 50 hectáreas, según los datos
oficiales facilitados.
Los pinares quemados o suflamados por el siniestro son
irrecuperables porque han muerto y, en este caso, se han
registrado pérdidas de muchísimos años, lo que ha supuesto
un grave deterioro ecológico. Los grandes pinares no se
recuperarán hasta un período entre 50 y 70 años, aunque la
semilla crece con profusión, pero se requieren los años
indicados para que alcancen la altura a la que estamos
acostumbrados a ver los pinares.
La zona devastada por el fuego tendrá un carácter
prioritario a la hora de emprender la reforestación, si bien
antes se requiere una limpieza a base de eliminar la madera
que es irrecuperable y comprobar el estado en el que se
encuentran los arbustos, tanto en su base como en la yema de
sus hojas, aunque no cabe esperar mucho tiempo para conocer
su recuperación.
Se quiere aprovechar esta circunstancia adversa para
realizar un pequeño cambio en las labores de recuperación de
la vegetación y de las especies, que conllevan lograr una
mejora de la estructura de la vegetación ceutí, partiendo de
lo que aún sea más recuperable tras el devastador incendio.
A nivel ecológico este siniestro ha supuesto un desastre por
la irreparable pérdida de pinos con 200 años de existencia,
aunque el contrapunto lo marcan los alcornocales y la
facilidad de rebrote de las especies más valiosas de la
vegetación autóctona de Ceuta, como aspecto positivo a
contemplar. Por ello se harán actuaciones para reforzar las
poblaciones forestales y tratar de restituir la situación
que, lamentablemente, el pasado miércoles ha supuesto una
pérdida ecológica lamentable y difícil de valorar en cuanto
a su magnitud.
Las numerosas pistas, senderos, caminos y, en definitiva,
accesos en las distintas zonas de nuestros montes, han
impedido que la catástrofe hubiera sido mucho más
importante. Los desbroces como medida preventiva, atenúa en
estos casos, la incidencia del fuego, aunque este incendio
contó con la particularidad que el fuego sobrepasó algunos
cortafuegos a causa del viento que soplaba y hacía variar su
dirección.
Según datos de la Unidad Militar de Emergencias, de las 50
hectáreas afectadas, sólo se vieron afectadas directamente
por el fuego un 40% de ellas, lo que da una idea de la
eficacia de las labores desarrolladas en la forma de
acometer la actuación para sofocar este siniestro.
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