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ACTUALIDAD - VIERNES, 7 DE FEBRERO DE 2014


inmigrantes. reduan.

Tragedia en el Tarajal
 

El intento de asalto a la valla
trae la tragedia al Tarajal

Una avalancha de algo más de 200 subsaharianos, de los que nueve pierden la vida por ahogamiento, intentan acceder a Ceuta a la carrera por la playa de la frontera
 

CEUTA
Antonio García

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Apenas había luz y la noche ya se estaba despidiendo para dar paso a las primeras claras del día, cuando la valla y la playa del Tarajal se vistieron de luto. Nueve personas perdían la vida en las aguas de esta playa en su intento de convertir en realidad el sueño de su vida. Buscar un mundo mejor, lejos de la miseria, de las guerras y del sufrimiento.

Nueve inmigrantes subsaharianos perdían la vida cuando tocaban con las puntas de los dedos su destino soñado, la tierra que para algunos, viniendo de los países de procedencia que lo hacen, es el paraíso.

Miles de idea y de ilusiones quedaron esparcidas en la aguas como si de ceniza se tratara. La tragedia de la inmigración volvió a golpear duro el perímetro fronterizo y el Tarajal, que desde ayer lloran una nueva pérdida de seres humanos.

Eran horas muy tempranas cuando los conocidos “búhos”, agentes de la Guardia Civil dotados de lentes de visión nocturna y las cámaras térmicas instaladas en la valla, daban la voz de alerta: Una marea humana comienza a moverse en una zona cercana a las instalaciones del paso del Biutz.

Los agentes transmiten las informaciones a sus respectivos puestos de mando y el protocolo se pone en marcha con la idea de evitar una avalancha y, por ende, una posible tragedia.

Los augurios no eran buenos, ya que las Fuerzas de Seguridad del Estado manejaban informaciones que situaban a un contingente de unos mil inmigrantes aguardando el momento adecuado en una zona marroquí muy cercana a Ceuta.

Las Fuerzas Auxiliares de la Gendarmería Real marroquí estaban en los furgones descansando, según la información obtenida por este periódico. Nadie podía imaginar que una tragedia de las magnitudes de la sucedida ayer tendría tan trágico y triste desenlace.

Veinte efectivos de los Grupo Rurales de Seguridad (GRS) de la Guardia Civil y entre diez y quince agentes del mismo Cuerpo que estaban de patrulla en el perímetro conformaban el grueso de las fuerzas. La tranquilidad de la noche desapareció cuando uno de los “búhos” dio la voz de alerta de que unas ocho o diez personas comenzaron a moverse por la zona cercana.

Los agentes se movilizaron de seguida y se subieron a la grada, en un punto cercano al paso del Biutz con la intención de averiguar que estaba pasando. La tensión estaba en el ambiente y tanto GRS como agentes de patrulla permanecían en el máximo estado de alerta esperando que algo sucediera.

Eran ya casi las siete de la mañana cuando un grupo de algo más de doscientos inmigrantes, en avalancha, emprender veloz carrera hacia el paso fronterizo del Biutz.

Las fuerzas se desplegaron rápidamente y lograron contener el primer intento de entrada a nuestro país.

Eran muchos y corrían desesperados buscando el lugar más idóneo para atravesar la frontera. Los agentes marroquíes apenas si daban crédito a lo que sus ojos estaban viendo. De momento, al igual que los agentes de la Guardia Civil, se dispusieron para frenar esta verdadera marea humana incontrolada que en su veloz carrera puede hacer imposible repelerla.

En dirección al Tarajal II

Tras el primer intento, los inmigrantes quedaron algo desorientados y los agentes de los dos países tuvieron unos segundos para rehacerse y volver a disponerse para el nuevo intento, que se produjo a renglón seguido. Los inmigrantes alcanzaron la zona próxima al nuevo paso del mercancías del Tarajal II a través del pequeño río que discurre entre España y el país vecino.

Llegados a ese punto, la marea humana comenzó a aglomerarse en un claro intento de acceder al territorio nacional.

La intervención de la Guardia Civil, en la zona española, logró hacerle desistir de su intento y los inmigrantes no dudaron en seguir hacia adelante hacia el único sitio que podían hacerlo, el espigón situado en la playa del Tarajal.

La tragedia comenzó a dar sus primeros pasos y el grueso del grupo corría despavorido en busca del agua del mar para acto seguido, a nado, cristalizar su intento.

Las prisas, los nervios, el ansia por llegar y el sentir tener pegados a sus talones a los agentes de las fuerzas de seguridad de los dos países hicieron que muchos de los integrantes del grupo se hicieran a la mar. Otros, ante la actuación de los agentes del país vecino, decidieron huir hacia otra parte.

En esos momentos, con el grupo ya fuera de control, la tragedia se fue haciendo cada vez más grande y el hecho de que muchos inmigrantes no sepan nadar hizo que en la zona marroquí de la playa del Tarajal se vivieran unos momentos de un crudeza infinita.

Se oían los disparos que realizaban los miembros de los GRS, que lanzaron bolas y dispararon balas de fogueo, como reconoció, posteriormente, el delegado del Gobierno en la Ciudad en rueda de prensa. Se intentaba un objetivo, intimidar y hacer desistir a los inmigrantes de su intento de entrada en Ceuta. La confusión se apoderó de la situación y comenzaron a vivirse situaciones dantescas, en la que se mezclaron inmigrantes corriendo despavoridos para todas partes, auxiliares de la Gerndarmeria Real marroquí, y, al otro lado, agentes de las patrullas de la Guardia Civil y miembros de los Grupos Rurales de Seguridad. Un verdadero caos.

La valla de la frontera quedó cerrada totalmente al paso de personas y vehículos.

En tierra y en el otro lado de la frontera, los auxiliares de las fuerzas de la Gendarmería Real marroquí comenzaron a agrupar a los inmigrantes que habían sido ya interceptados , acercándose hasta la orilla la playa, lugar de donde empezaron a recoger los cadáveres que el mar devolvió.

Los que todavía permanecían en el mar fueron recogidos por miembros de la patrullera marroquí, mientras que en la aguas españolas una embarcación de la GEAR rastreaba por si algún cadáver aparecía en aguas españolas.

Este hecho desató la ira de los inmigrantes, que comenzaron a lanzar a piedra contra los agentes de la Guardia Civil y de las fuerzas de seguridad marroquíes.

Fue un momento de todos contra todos y a resultas de ello, en la zona española, algunos agentes de la Guardia Civil han resultado lesionados, al igual que parte de las instalaciones fronterizas, sobre todo una garita de vigilancia que, según el relato del delegado del Gobierno, ha quedado con los cristales destrozados.

La normalidad ha tardado algún tiempo en restablecerse, ya que los agentes del país vecino estuvieron muy ocupados recogiendo los cadáveres y reteniendo a los inmigrantes, para, posteriormente, proceder a su traslado hasta Tetuán.

Una tragedia que su suma a las muchas que ya se han vivido en el paso fronterizo del Tarajal.

Pero quizá esta se haya tornado más especial que las última vivida, en la que un inmigrante sufrió graves lesiones al caer desde el techo de las instalaciones del Centro Operativo de la aduana. En esta ocasión la pérdida de vidas humanas la hace distinta, al igual que también la virulencia que han empleado los inmigrantes contra los agentes de los Cuerpos de Seguridad de ambos países.
 


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