No parece de recibo que haya medios de comunicación que, en
vez de atenerse al acceso que hayan tenido a un informe de
KPMG sobre las alegaciones de Urbaser sobre los excesos
detectados en los pagos de la Ciudad Autónoma de Ceuta por
la amortización de la compra de maquinaria, se hayan
posicionado en favor de un informe mas que cuestionado y
bajo sospecha.
Parece que hay un propósito de desacreditar a quien “no
baile el agua al Gobierno” o a quien detecte alguna
irregularidad. Lejos de ser críticos con las prácticas
anómalas, los hay que se apuntan a un bombardeo y buscan
cualquier resquicio para introducir sus manipulaciones y sus
particulares interpretaciones.
Está claro que los hay que no están porque se descubra la
verdad en su totalidad y no hacen mas que enmarañar
situaciones, con tal de confundir o sembrar la duda, la
desconfianza o la confusión más propicia con intenciones
encubridoras.
No es nuestro caso. Hoy aquí, damos cuenta de un pasado
reciente de la auditora KPMG que tiene en su “debe” (ya que
hablamos en términos económicos) dos asuntos judicializados
y escandalosos: la SGAE y la CAM. Asuntos de dimensión
nacional y de gran calibre. Asuntos para que estén callados
y no descalifiquen a nadie con términos que deberían
aplicarse.
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