El Instituto Halal fue creado en 1995 en Córdoba para
garantizar que los productos y servicios que consumen las
personas musulmanas cumplieran con las leyes islámicas.
Ahora, el organismo desembarca en Ceuta para atender las
necesidades de los musulmanes que viven en la ciudad, pero
también para incentivar la economía creando un nicho de
mercado que cada vez demandan más clientes. El instituto
certifica aquellos establecimientos que cumplen con los
protocolos del Halal y esperan encontrar en Ceuta “apoyo y
comprensíón”, además de atender todas demandas de los
ciudadanos.
“El Halal no es sólo un plato sin cerdo, es una forma de ver
la vida”. Así comienza Abdelmalik Amar a explicar como un
musulmán tiene en cuenta el Halal en casi todos los aspectos
de su vida, desde lo que come hasta lo que viste, los
productos que utiliza o el destino que elige para viajar. Él
es uno de los representantes del Instituto Halal en Ceuta,
una institución que nació en Córdoba en 1995 y que ahora
llega a la ciudad autónoma para instaurar en certificado
Halal del instituto en Ceuta. El objetivo es lograr atraer a
los compradores de Marruecos que buscan esta garantía de que
los productos que compran cumplen durante todo el proceso
con este rito, pero también tranquilizar a los musulmanes
que viven en Ceuta de que los productos que adquieren
cumplen con las particularidades de la ley islámica. Además,
el Instituto Halal también persigue allí donde está cumpla
la ley de Acuerdos de Cooperación en donde se recoge cómo la
alimentación de los internados musulmanes en centros o
establecimientos públicos y dependencias militares, o
alumnos de centros escolares, debe adecuarse a los preceptos
religiosos islámicos.
Uzman Bersabé es el delegado del Instituto Halal en Ceuta y
explica como la garantía Halal también incide en las
condiciones “higiénicas”. “Otorga un nivel de calidad a los
productos del que se benefician los musulmanes y los que no
lo son”, señala. En 2003, se registró la Marca de Garantía
Halal que sirve para distinguir productos alimentarios
elaborados de acuerdo con la denominación Halal, además de
productos y servicios que sin ser alimentarios se adaptan a
las singularidades de vida islámica.
En Ceuta no existe ningún establecimiento con certificación
oficial Halal, según explica Amar, aunque ya hay varias
solicitudes de establecimientos que quieren contar con este
reconocimiento. Por su parte, desde el Instituto Halal
tienen la intención de otorgar las primeras certificaciones
antes de que comience el mes del Ramadán.
El Instituto Halal es un organismo independiente que
dictamina conforme a las normas establecidas por sus órganos
de control. Además, es un organismo con las puertas abiertas
para todos aquellos ciudadanos que quieran realizar sus
consultas o trasladar sus quejas sobre productos que pueden
incumplir con el carácter Halal. No en balde, una de las
razones por las que el instituto ha decidido instalarse en
Ceuta ha sido por las muchas peticiones que han recibido
desde la ciudad, según explican los responsables del
organismo.
Desde el instituto hacen hincapié en que no por que un
producto provenga de un musulmán tiene que ser Halal. “Hemos
bajado mucho la guardia en los últimos años”, asegura Amar
para explicar que si durante cualquiera de las fases de
elaboración se introducen componentes que no han sido
testados, la cadena Halal se quebranta y, por tanto, el
producto queda invalidado. “Muchas veces se introducen
componentes que han sido importados desde fábricas ajenas al
mundo Halal, sin que se apliquen procedimientos de control,
lo que amenaza gravemente la condición Halal”, advierten
desde el instituto que se instala en Ceuta para cambiar esta
dinámica.
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La responsabilidad, “fundamental” para la coexistencia entre
productos Halal y los que no lo son
A la pregunta de si pueden
coexistir productos Halal con otros que no lo son, desde el
instituto no tienen ninguna duda a la hora de responder que
sí. “Halal también se define como bueno y sin daño
colateral”, explican sus responsables en Ceuta. No obstante,
puntualizan que para que ambos compartan espacio existen
“líneas de demarcación que no pueden ser tomadas a la ligera
y que exigen un gran concepto en cuanto a responsabilidad
moral”. Así, explican que si un establecimiento dispone de
productos Halal, necesariamente deben ser identificados como
tales, tanto como que las personas y soportes utilizados
para su venta deben configurarse como Halal, es decir, deben
ser exclusivos de la zona Halal, así como que debe existir
cierta distancia entre estos productos y aquellos otros que
le son ajenos. Así, el Instituto Halal controla los proceso
de certificación de alimentos, productos y servicios,
atendiendo tanto a los parámetros de la ley de Marcas de
España y la Unión Europea, a las leyes vigentes en materia
sanitaria y de bienestar animal, y el estricto cumplimiento
de la ley Islámica (Sharia).
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