El Grupo de Psicólogos pertenecientes al Colegio Oficial de
Ceuta, especializado en intervención psicológica en crisis,
emergencias, desastres y catástrofes (GIPEC) explica los
tres “niveles” de actuación en los que deben intervenir.
En primer lugar, “la formación”. “Nos ocupamos de la función
preventiva, pues el objetivo es formar y dotar tanto a los
colectivos intervinientes (policías, bomberos, médicos,
enfermeros, etcétera) como a la ciudadanía en general, para
que puedan afrontar una situación de crisis con las menores
consecuencias psíquicas posibles”, explica el GIPEC. Además
de entrenar a las personas para que puedan “manejar el
estrés y regular las emociones propias y las de los demás de
manera sana y adaptativa”, esta formación les prepara para
que sean capaces de “reconocer las principales reacciones,
emotivas, cognitivas y conductuales, que se presentan en una
situación de crisis”. “Pretendemos disminuir o paliar los
efectos negativos de estas situaciones”. “En el caso de los
intervinientes, éstos aprenderán también cómo dar malas
noticias y ofrecer un primer apoyo psicológico hasta que
puedan ser atendidos por los profesionales”.
El segundo nivel es de “intervención in situ”. En este
sentido, explican que la atención no sólo es necesaria en
las situaciones en las que están implicadas muchas personas,
sino también cuando afecte a una sola, como sería un intento
de suicidio, así como a los familiares.
El último nivel es de “seguimiento”. “La intervención puede
que no finalice el día del suceso, puesto que hay personas
que requerirán muy probablemente una asistencia psicológica
continuada durante un período de tiempo, para evitar que el
acontecimiento vivido, si no es gestionado adecuadamente,
pueda patologizarse y convertirse en un trastorno grave,
como por ejemplo sería el caso de un duelo patológico o un
trastorno de estrés postraumático”, explican los psicólogos
del GIPEC.
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