El Colegio Oficial de Psicólogos de Ceuta pide que se les
incluya en el protocolo de actuación en emergencias. Por
ello, crearon en 2006 el GIPEC, un grupo de psicólogos
especializados en intervención psicológica en crisis,
emergencias, desastres y catástrofes, que tras unos años
paralizados han retomado su actividad. “Se detectó la
necesidad de crear el servicio por la localización
geográfica de Ceuta y la dificultad que esto genera en tener
una pronta respuesta en estas situaciones”, explican sus
integrantes.
El Colegio Oficial de Psicólogos de Ceuta destaca la
importancia de que ellos participen en la atención en
catástrofes y pide que, por lo tanto, se les incluya en el
protocolo de actuación en emergencias. Ofrecen la
colaboración del GIPEC, un grupo de psicólogos
especializados en intervención psicológica en crisis,
emergencias, desastres y catástrofes. Este grupo surgió en
el año 2006, a raíz de un curso realizado por algunos de sus
miembros sobre estos aspectos y en el que contactaron con
integrantes de otros grupos de similares características de
la península. “Se detectó la necesidad de crear el servicio
por la localización geográfica de Ceuta y la dificultad que
esto genera en tener una pronta respuesta en estas
situaciones”, explican desde el GIPEC.
El grupo, sin embargo, paralizó su actividad, y ahora, con
la incorporación de la nueva decana del Colegio, Toli
Escalante -en sustitución del anterior, Juan Delgado Muñoz-,
contemplan entre sus objetivos reactivar este grupo, ya que
consideran necesario que la Ciudad acuerde un protocolo de
actuación y destacan, además, la gratuidad de esta
actividad.
La Ciudad, en ocasiones precedentes en las que esta cuestión
se ha llevado a debate, especialmente en interpelaciones del
Grupo Socialista, ha explicado que existen 17 psicólogos
para estas situaciones. Sin embargo, desde el GIPEC
consideran que no están coordinados. “El problema no radica
en la cantidad de profesionales que puedan emplearse en un
momento dado para la intervención psicológica en situaciones
de emergencia o de catástrofes, lo necesario y crítico es
disponer de un grupo de profesionales de la Psicología
estructurados, coordinados e incluidos en los protocolos
psicológicos de actuación de la Ciudad y con la formación
específica adecuada, y Ceuta no cuenta en la actualidad con
este tipo servicio”, explican, y añaden: “De nada sirven 17
psicólogos esparcidos en diversos servicios, descoordinados
y sin criterios comunes de actuación”.
“Beneficios” del GIPEC
Por ello, desde el GIPEC destacan los “beneficios” que
pueden obtener, a su criterio, los centros, tanto públicos
como privados, si incluyen la prestación de servicios
psicológicos. “Tanto para las administraciones o centros
públicos como para grandes empresas que puedan resultar
afectadas, con psicólogos aprenden a saber qué decir, cómo,
cuándo, quién, a quién, de qué manera, empleando qué
medios”, matizan los psicólogos, que alertan de que “puede
convertirse en una situación difícil si no se cuenta con un
esquema de actuación claro en el que es de gran importancia
la intervención psicológica”. “Si además existen muchas
personas implicadas y sus respectivos familiares a quienes
dar información en esos momentos, la situación se complica
aún más”, añaden. “Esto puede provocar, entre otras muchas
consecuencias, reacciones agresivas -de forma individual o
colectiva- contra esos centros públicos o privados, a los
que se les consideraría causantes de las mismas. Esta
agresividad se descargaría a corto, medio o largo plazo
perjudicando gravemente a la institución y a sus
representantes políticos, así como una repercusión negativa
de la imagen y de los servicios prestados por la empresa
privada”.
El GIPEC considera que con una adecuada intervención
psicológica se conseguiría el efecto contrario, pues la
entidad sobre la que se descargaría esa agresividad “se
transforma en protectora al ocuparse de las necesidades
psicológicas de los afectados, ayudando a que éstos lleguen
a asumir los hechos ocurridos sin necesidad de tener que
proyectar su agresividad al exterior, evitando así unas
consecuencias limitantes para la comunidad”.
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Diferencias entre emergencias, accidentes, desastres o
catástrofes
El grupo de psicólogos
especializado en intervenciones de emergencia destaca las
diferencias en las actuaciones en diferentes situaciones.
“En un accidente se ven afectado un número reducido de
víctimas, sin llegar a perturbar al resto de la comunidad y
la institución dispone de los recursos necesarios para
afrontar la situación”, explica. Por su parte, en una
emergencia “hay un mayor número de afectados y supone la
ruptura de la normalidad del sistema”. “El desastre afecta a
toda la población. En la catástrofe se rompe la normalidad
del sistema, por lo tanto la población no podrá contar con
la ayuda institucional al menos en los primeros momentos y
en la crisis se rompe el equilibrio y la normalidad del
sistema”, matiza.
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