El presidente de los concesionarios del Mercado defiende a
capa y espada -con fundamento, hay que decirlo- la labor que
realizan día a día los profesionales que trabajan en el
complejo y la calidad de los productos que se expenden.
“Que nadie se enfade, pero la calidad de los productos que
vendemos es sensacional y a ello hay que unirle los precios,
muy competitivos. Los productos que tenemos aquí no se ven
en superficies grandes”, añade.
En un sector tan dependiente de la calidad del producto, lo
cierto es que en el Mercado Central de Abastos “no hay
frigoríficos, no hay cámaras frigoríficas, no hay
empaquetadoras ni envasadoras. Todo está a la vista del
público. Aquí se va al día a día”. De hecho, como apunta,
todo lo que sobra en el día se tira, porque son alimentos
perecederos y los profesionales del Mercado quieren mantener
el máximo rigor en cuanto a los alimentos que se ofrecen al
consumo. Insiste: “la calidad que aquí se encuentra no la
tiene nadie. El pescado es una maravilla, ves cómo la carne
la preparan a tu gusto, las frutas y hortalizas son de
primera calidad...”.
Y otra cuestión, la limpieza, la seguridad, y el control. En
efecto, “a pesar del movimiento de personas, lo cierto es
que el mercado está limpio, y la sanidad está
escrupulosamente controlada a diario. El veterinario está
permanentemente. Toda la mercancía que aquí se vende ha
pasado antes por controles de sanidad. Y además, la Policía
está perennemente aquí, de modo que las garantías son
máximas”.
Todos los parámetros sanitarios se cumplen a rajatabla, lo
que hace que, incluso en un mercado vetusto, que pide a
gritos una nueva ubicación más acorde con los actuales
tiempos, con la competencia de las grandes superficies, se
pueda comprar con las máximas garantías de calidad, sanidad,
higiene y, por supuesto, un trato personalizado.
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