El año 2011 se recordará en Ceuta como el de dos asesinatos
relacionados entre sí que tiñeron de sangre el Príncipe y
que fueron consecuencia de una oleada previa de violencia
que tenía precedentes lejanos en el célebre ‘caso Kimbi’. El
24 de julio, unos pistoleros irrumpían pasadas las tres de
la tarde en el corazón del Príncipe y comenzaban a disparar,
tal como recogía este diario de testigos presenciales al día
siguiente, “a diestro y siniestro”. El resultado fue la
muerte del joven Karim Mohamed. A él le seguiría dos meses
después, Tarek Mohamed, cuñado de uno de los imputados por
el primer asesinato, ‘el Pajarito’.
El año 2011 se recordará en Ceuta como el de dos asesinatos
relacionados entre sí que, con apenas dos meses de
diferencia, tiñeron de sangre la barriada del Príncipe y que
fueron consecuencia de una oleada previa de violencia que
tenía precedentes lejanos en el famoso ‘caso Kimbi’. El 24
de julio, unos pistoleros irrumpían pasadas las tres de la
tarde en el corazón del Príncipe y comenzaban a disparar,
tal como recogía este diario de testigos presenciales al día
siguiente, “a diestro y siniestro”. El resultado fue la
muerte del joven trabajador de las Brigadas Cívicas de la
barriada Karim Mohamed, de 35 años, que dejaba viuda y dos
hijos.
Karim Mohamed era amigo de la infancia de ‘Tafa Sodia’, a
cuyo entorno se atribuyen la larga lista de enfrentamientos
con familiares y partidarios de Mohamed Sel-lam, apodado ‘el
Vasco’. Pero la historia no comenzaba ahí. El 16 de mayo de
2009, el propio Mohamed Sel-lam fue víctima de heridas de
bala, en las piernas. El mismo día, un sobrino, suyo, el
‘Hamaka’ tiroteaba presuntamente a un hermano de ‘Tafa’,
unos hechos enjuiciados el pasado mes de mayo y de los que
los dos acusados resultaron absueltos.
A partir de ahí, a lo largo de 2010 y en 2011 se
reprodujeron este tipo de actos violentos, que acabaron con
la muerte primero de Karim y, el 29 de septiembre, apenas
dos meses después, de otro joven, Tarek Mohamed Mohamed,
cuñado de uno de los imputados por el primer asesinato,
Mustafa Lahasen Momahed, alias ‘Pajarito’.
En el sumario del caso de Karim, del que ayer se
reconstruyeron los hechos, constan entre los últimos pasos
de esta escalada violenta las horas previas a la muerte de
Karim. La misma mañana del crimen se dio aviso a la policía
de un tiroteo sin heridos ocurrido en la barriada de Los
Rosales y perpetrado por un individuo que se desplazaba a
bordo de un ciclomotor. Una de las personas contra las que
al parecer iba dirigido este ataque era Abdelmuniin Mohamed
Sadik, también detenido con posterioridad como uno de los
presuntos autores materiales de los disparos que acabaron
con la vida de Karim Mohamed.
La policía considera este suceso de Los Rosales como
desencadenante del tiroteo posterior, una versión
corroborada por manifestaciones del ‘Pajarito’, que atribuyó
a Abdelmuniin ánimo de vengarse de lo ocurrido.
Algo parecido sucede con el asesinato de Tarek, asesinado
también a tiros en un cafetín muy próximo al lugar en el que
se produjo el ataque mortal contra Karim Mohamed, en el
entorno de las VPO de Poblado Legionario, la promoción ‘Al
Jalifa’. Tarek, un joven parado de 32 años, dejaba también
viuda y cuatro hijos.
Esta se consideró igualmente por parte de la policía desde
el primer momento como una represalia por la presunta
participación de su cuñado, hermano de su esposa, Mustafa
Lahasen Mohamed, alias ‘Pajarito’, en el asesinato de Karim.
El entorno del ‘Pajarito’ denunció a su vez con
posterioridad diversos daños por incendios en vehículos de
su propiedad.
Tras los cruentos sucesos de julio y septiembre del pasado
año, Delegación del Gobierno y Ciudad Autónoma acordaron la
puesta en marcha de acción coordinada de control policial de
los accesos a la barriada del Príncipe que duró varios meses
y cuyo principal cometido era, según se señaló entonces, la
localización de armas de fuego.
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