La Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) sólo
producirá malos olores en espacios “confinados” de la propia
planta, con concentraciones que apenas se detectarán en el
exterior. Así lo explicó ayer la ingeniero responsable del
proyecto de construcción de las instalaciones, Rocío
Rodríguez, en la visita realizada para las autoridades.
La técnico indicó que todos los puntos donde se genera olor
están cubiertos para poder “extraer el aire” y someterlo a
un proceso de desodorización. El aire de estos lugares se
renovará “cada 9 o 10 horas”, señaló, para agregar, eso sí,
que la extensión de malos olores más allá de estas zonas
cerradas “depende mucho de la explotación y el mantenimiento
de los equipos”, que tienen, apuntó, un coste por ejemplo,
en suministro eléctrico. “Sale más barato abrir la puerta
para que se ventile”, bromeó.
El delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, asumió
los argumentos: “Si un técnico lo dice, amén”, zanjó.
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