Cuatro agentes de la Policía Local se enfrentan a penas de
prisión máxima de tres años y otros tres de inhabilitación,
acusados de haber golpeado a un detenido, un hombre de 57
años en el momento de los hechos, ya fallecido. Las defensas
de los agentes solicitaron la libre absolución de los mismos
argumentando que no existen pruebas de agresión alguna y que
las lesiones que presentaba el detenido eran compatibles con
un accidente de tráfico que él mismo habría provocado al
huir de la Policía Local.
Después de siete años desde que se hubieran producido los
supuestos hechos, ayer quedó visto para sentencia en la
Sección VI de la Audiencia Provincial un juicio contra
cuatro policías locales acusados de lesionar y de abuso de
superioridad contra un detenido.
Dos de los agentes están adscritos al Grupo II de Seguridad
Ciudadana y otros dos a la Unidad de Intervención Rápida (UIR).
Para ellos, el Ministerio Fiscal pide penas de tres años de
prisión y tres de inhabilitación. Mientras tanto, la
acusación particular solicitó, sorprendentemente, penas
menores. A dos de ellos, de un año y diez meses e
inhabilitación especial, y a otros dos, que no habrían
impedido la supuesta agresión, penas de un año, nueve meses
y un día, así como inhabilitación. También se solicitó que
indemnizaran a la esposa del supuesto agredido con más de
18.000 euros, así como a pagar las costas del juicio. Las
defensas de los agentes acusados pidieron la libre
absolución de los mismos, con todos los pronunciamientos
favorables.
Los hechos enjuiciados ayer por el tribunal en la Sección VI
de la Audiencia Provincial, bajo la presidencia del
magistrado Jesús Carlos Bastardés, se producían en torno a
las 01.00 horas del día 16 de noviembre de 2005. La persona
que supuestamente sufrió la agresión por parte de los
agentes, Abselam Mohamed Mohamed, que tenía 57 años en el
momento de los hechos, falleció en 2008. Las causas de su
muerte no tenían nada que ver con los hechos juzgados ayer
por la Sección VI de la Audiencia Provincial.
Esa noche, la UIR de la Policía Local había establecido dos
controles de tráfico. Al darle el alto en uno de ellos,
Abselam Mohamed Mohamed habría salido huyendo, creando
situaciones de riesgo para la seguridad del tráfico.
La persecución se prolongó durante unos veinte minutos, en
los cuales el posteriormente detenido habría circulado
temerariamente varias veces en sentido prohibido, saltándose
incluso varios controles zonales que iban siendo dispuestos
por varias patrullas de Seguridad Ciudadana a medida que por
radio se iba conociendo la dirección que tomaba el fugitivo.
En uno de los intentos de interceptación, un agentes de la
Policía Local llegó a realizar un disparo al aire para
amedrentar al fugitivo. Finalmente, seguido por un furgón de
la UIR en la que viajaban los policías locales Nicolás C.V.
y Javier G.M., llegaba hasta la rotonda del Morro, donde
tomó por la avenida de Regulares en dirección prohibida.
Allí se había estacionado, esperándole un vehículo
radiopatrulla de la Policía Local en el que se encontraban
Javier S.V. y Eduardo V.D. No les dio tiempo siquiera a
abandonar el coche policial, ya que el vehículo que se daba
a la fuga, un Renault Clío, se empotró contra el coche de
los dos agentes.
Los dos policías quedaron aturdidos por el accidente y de
hecho estuvieron de baja durante tres meses, como
consecuencia de las lesiones sufridas. Por su parte, el
vehículo de la UIR que perseguía al coche sospechoso, se
colocó tras el mismo, para impedir que siguiera circulando.
Uno de los agentes, el conductor, se habría bajado para
interceptar al fugitivo, que abandonó el vehículo. Según la
versión del policía, Abselam Mohamed Mohamed se abalanzó
sobre él y ambos cayeron al suelo. El otro policía de la UIR
colaboró con su compañero para engrilletar al fugado. Ambos
indicaron que se produjo un fuerte forcejeo, pero que
utilizaron la fuerza estrictamente necesaria. Los otros dos
agentes, los que habían sufrido el accidente, no
participaron en la detención.
El herido sufrió numerosas contusiones, una rotura en un
brazo y un fuerte traumatismo cerrado en un globo ocular.
Tardó más de 130 días en curar de las heridas que sufrió en
el episodio.
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El supuesto agredido declaró en su momento como imputado
Teniendo en cuenta el
fallecimiento de la supuesta víctima, el tribunal aceptó
como prueba de la acusación particular y de la Fiscalía la
declaración que realizó ante el juzgado de instrucción en
funciones de guardia cuando se produjo el incidente. Hay que
tener en cuenta, como pusieron de relieve las defensas de
los policías, que el hombre declaró en calidad de imputado,
por delitos contra la seguridad del tráfico y por atentado a
agentes de la autoridad. Desde las defensas de los acusados
se puso de relieve que en su calidad de imputado, en aquel
momento, tenía pleno derecho a mentir. En su declaración
dijo que había sido golpeado brutalmente por los policías
tras ser detenido.
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