La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta
acogió ayer la vista en la que tres agentes de la UIR se
sentaban en el banquillo de los acusados para responder a
una denuncia de lesiones en una intervención que tuvo lugar
el 26 de octubre de 2008. Además uno de los denunciantes
también estaba acusado de atentado contra la autoridad por
presuntamente pegar a un agente.
La Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta
tiene en sus manos el futuro de dos agentes de la Unidad de
Intervención Rápida (UIR) que ayer fueron juzgados por dos
delitos de lesiones por los que la Fiscalía ha solicitado
doce meses de multa a razón de diez euros diarios para el
agente F.R.M. y nueve meses de multa a diez euros diarios
para J.C.M., así como una indemnización para Cristóbal Yáñez
y Fernando Navas, los dos denunciantes. Mientras, la
acusación particular ha pedido penas que pueden llegar hasta
los ocho años de cárcel, a falta de que hoy se entreguen las
conclusiones definitivas donde se ha rebajado la solicitud
de condena por los hechos que se juzgaron ayer y que
tuvieron lugar en 2008.
Casi tres años después, Cristóbal Yáñez y Fernando Navas
acudieron a la Audiencia Provincial para verse las caras con
los agentes, que según el primero, les agredieron la
madrugada del 26 de octubre de 2008. En el banquillo de los
acusados se encontraban M.A.P.R., J.C.M. y F.R.M., miembros
de la UIR de la Policía Local. No eran los únicos, pues
Navas también estaba imputado por atentado contra la
autoridad, ya que uno de los agentes acusados aseguraba
haber recibido un puñetazo por parte del joven, que acabó
con el tabique de la nariz roto y en los calabozos el día de
los hechos.
A ese día se remontaron los testimonios de las veinte
personas que desfilaron entre acusados, denunciantes y
testigos delante del tribunal de la Audiencia Provincial de
Cádiz en Ceuta, que se encarga de juzgar los hechos. En las
más de trece horas que se alargó el juicio, que acabó al
borde de la medianoche, tanto Fiscalía, como acusación y
defensa intentaron aclarar unos hechos sobre los que
concurrieron numerosas contradicciones. En primer lugar,
declaró Navas quien hizo un esbozo de los hechos ocurridos
sobre el que los demás testigos, con sus versiones,
añadieron detalles, decantando la balanza hacía uno u otro
lado.
Tabique nasal roto
El suceso más objetivo de todos los que se intentaron
dilucidar en la vista es que el primer imputado acabó con el
tabique nasal roto tras un altercado. Esa noche, Navas
acudió al poblado con Yáñez y más amigos. Ambos se separaron
en dos grupos al entrar en el pub ‘Kamelot’ según afirmaron
ante el tribunal. Fue en este local donde se encendió la
llama del altercado que explotaría después. Aquí Navas tuvo
una discusión con un tercer individuo, que responde a las
iniciales de J.R., quien al parecer recriminó al primero por
intentar bailar con la novia de un amigo, C.R.M., que a su
vez era hermano de uno de los agentes implicados.
En esta discusión no se llegó a las manos según indicaron
los testigos, a excepción de C.R.M. que dijo ver a los dos
en el suelo. Después el portero de ‘Kamelot’ invitó a Navas
a salir del local y según el propio vigilante también al
otro implicado. Después de este primer ‘choque, el joven
salió del local con un amigo, mientras que los agentes
M.A.P.R. y J.C.M. se acercaron a preguntarle si quería
denunciar algún hecho. No obstante, ni Navas ni el otro
implicado quisieron dar parte de lo sucedido, según
testificaron. Transcurrida algo más de una hora, ya sobre
las seis de la mañana, Navas que iba con otro amigo se
acercó hasta las escaleras del ‘Kamelot’ y se juntó con
Yañez. Ambos dijeron que se quedaron solos para esperar a
otros amigos que aún estaban en el pub. En este momento,
Navas vio al chico con el que había discutido y se acercó
para solucionar el incidente, según declaró.
Sin embargo, este es el origen de lo que los agentes de la
UIR, tanto implicados como testigos, tildaron de “riña
multitudinaria” o “pelea en toda regla” y que según las
partes implicadas “no llegó a las manos”. Aquí Navas dice
que tras intentar hablar con J.R. recibió un fuerte golpe,
que no sabe quien propinó, y perdió el conocimiento, que ya
recuperó cuando iba montado en el zeta camino del hospital.
Atentado contra un agente
Entonces estaba detenido, aunque aún no era consciente de
ello. Y es que, según los policías que llegaron en primer
lugar al escenario de los hechos, Navas se estaba peleando
con el otro implicado y cuando el agente M.A.P.R. fue a
separarlos recibió un puñetazo del primero, por lo que se le
acusó de atentado contra la autoridad. El agente asegura que
el joven ya estaba sangrando por la nariz en ese momento,
porque se le quedó la mano ensangrentada cuando la puso en
el pecho de Navas para separarle del otro chico.
Tras el supuesto puñetazo en el mentón que le habría
propinado Navas, el agente contó que perdió el equilibrio.
Fue en este momento cuando su compañero J.C.M. acudió en su
auxilio. Mientras, el joven denunciante quedó en el suelo,
de rodillas, según las versiones de los seis agentes que
actuaron como testigos, aunque él dijo no recordar nada. En
este punto, la versión de Yáñez se vuelve crucial, ya que es
la única voz que afirma que fue uno de los agentes el que
propinó el golpe a su amigo. Según este, que actuó como
acusación particular, el agente F.R.M. agredió a su amigo
con una defensa y su compañero J.C.M. le puso la bota encima
del cuello. Fue entonces cuando Yáñez asegura que se metió
para socorrer a su amigo y recibió golpes con las porras.
Según el denunciante, fueron varios los impactos que
recibió. Aunque no supo precisar si le había agredido una o
dos personas, si que confirmó rotundo que el último golpe lo
propinó F.R.M., a quien además conocía por ser hermana de un
compañero de cofradía. Yáñez contó que tras recibir estos
golpes, por la espalda y el costado, que según el parte de
lesiones le provocó una disfunción renal, salió del
escenario y se fue hacia su coche y de camino se encontró
con un amigo que se puso al volante del vehículo. En este
momento, el denunciante dijo haberse dirigido a comisaría y
que su amigo fue a por su padre para posteriormente llevarlo
allí y poner la denuncia. Sin embargo, todos los agentes que
pasaron ayer por la Audiencia coincidieron en que Yáñez no
se encontraba en el lugar de los hechos y que cuando llegó
fue a posteriori para preguntar por Navas como si fuera su
hermano.
Los testigos de aquella noche, propuestos por la defensa,
dijeron no haber visto a Yáñez en el lugar de los hechos y
describieron a Navas como una persona con varias copas de
más. No obstante, nadie a lo largo de la vista supo decir
cómo se había roto la nariz el joven, que ha sufrido dos
operaciones para quedar sin secuelas. Para él, la Fiscalía
ha pedido una indemnización de 5.592 euros, aunque también
720 euros de responsabilidad civil por atentado a un agente
y para Yáñez ha solicitado 1.680 euros en concepto de
indemnización.
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