Entre indignados y atemorizados por lo sucedido, los vecinos
más próximos de la vivienda donde se produjo el suceso no
daban crédito: “Esto sólo se veía en las noticias de la
tele”, se expresaba una de las vecinas de la víctima.
Algunas mujeres residentes en el mismo bloque, amigas de la
agredida, no pudieron reprimirse ante la cara del agresor,
ya reducido: “Cabrón, cobarde”, le gritaban mientras era
trasladado por los agentes de la Policía Nacional a la calle
para ser trasladado al hospital primero y a Comisaría
después.
“A él se le veía muy raro”, decían otros vecinos. “Se
estaban separando y no se llevaban muy bien”, completaban
otros.
A medida que los minutos pasaban y la luz de la mañana se
hacía patente, la visión de la sangre en el interior del
piso daba muestras de lo que en la casa se había vivido.
A las nueve de la mañana el vecindario de Patio Páramo era
conocedor del suceso y la noticia se extendió como un
reguero de pólvora por toda la ciudad. La indignación fue la
tónica dominante.
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