Una mujer de 48 años y uno de sus hijos de 22 han sufrido
heridas de diversa consideración por arma blanca a causa del
ataque ejercido por la pareja y padre que también resultó
herido en el forcejeo, sobre las 06:00 horas de ayer en su
vivienda de Patio Páramo. Los gritos de los hijos, la madre
y de los vecinos alertaron a un Guardia Civil que salía de
su vivienda para entrar en servicio y fue el primero en
actuar.
Patio Páramo vivió un dantesco episodio de violencia
doméstica donde tres personas de una misma familia
resultaron finalmente heridas de distinta consideración.
Una pareja en trámites de separación, con denuncias de
amenazas previas de por medio, y con orden reciente de
alejamiento mutuo, protagonizó ayer una violenta refriega,
con cuchillos en ristre, en el que el padre -un subteniente
del Ejército- acudió a su vivienda a las 06:00 horas con el
ánimo de atacar a su mujer y, aparentemente, a sus hijos.
Como consecuencia del fuerte forcejeo, un hijo de 22 años
trató de frenar el ataque del padre a la madre e intentó
agarrar el cuchillo para arrebatárselo al agresor, lo que le
procuró serias heridas en las manos de las fue en la mañana
de ayer operado con éxito. La madre (Yolanda A.L.) fue
herida en las manos, por su acción defensiva, pero no pudo
evitar un cuchillada en el torax, que no resultó mortal. De
hecho, el pronóstico de la mujer es bueno, según los partes
médicos. El agresor (José Manuel V.A.), por su parte,
también sufrió cortes en las manos, de las que tuvo que ser
asistido una vez arrestado en el mismo rellano de su piso.
Hechos
Según información de testigos presenciales a la que ha
tenido acceso EL PUEBLO, sobre las seis de la mañana las
voces y los gritos de auxilio alertaron a los vecinos del
Portal B-2 de Patio Páramo. En el primer piso se sucedía lo
que aparentemente era una extraordinaria trifulca familiar.
Al parecer, un hombre de 50 años y subteniente de la ULOG
acudió a la casa que compartía con su mujer e hijos después
de haber salido del hospital, afectado tras un juicio
reciente con su pareja por la separación. El juez dictó
orden de alejamiento para los dos tras algún episodio de
tensión con familiares de ella de por medio en esta semana.
Después de abrir la cerradura, el hombre se encontró con el
tope de una silla que impedía abrir correctamente la puerta
de entrada a la casa. Pudo penetrar al interior donde la
mujer y los dos hijos (uno mayor de 22 años y un menor)
trataban de hacerle frente. (La policía confiscó dos
cuchillos y un cúter)
El hijo mayor sufrió varios cortes profundos en sus manos en
el duro forcejeo con el padre mientras la madre gritaba
desesperada pidiendo ayuda. El menor sufrió contusiones. El
propio hijo logró salir de la casa y correr pisos arriba
alertando a los vecinos: “¡Que mi padre está acuchillando a
mi madre”!, gritaba desesperado. Los vecinos salieron, se
alertó al 112 que contactó de inmediato con la sala del
Cuerpo Nacional de Policía desde donde se comisionaron tres
zetas radiopatrullas. Entre tanto una vecina acertó a salir
del bloque al patio interior donde halló, con fortuna, a un
vecino cabo primero guardia civil de uniforme que se
marchaba al cuartel a iniciar su jornada de trabajo. Sin
perder tiempo el guardia subió al primer piso del portal B-2
y oyó las voces del interior de la vivienda. Aporreó la
puerta y se identificó: “¡Abran a la Guardia Civil!”.
Algunos vecinos dijeron que el agente se echó mano a la
funda de la pistola mientras seguía golpeando la puerta. En
el interior el llanto de la mujer y la queja de dolor
elevaba la impotencia. Incluso alertó a la Sala de la
Comandancia sobre el suceso. Sin embargo, después de golpear
sucesivamente la puerta, el hombre la abrió ensangrentado y
el cabo primero lo redujo en el mismo pasillo dejándolo
sentado en el suelo. La mujer estaba herida, y el hijo. Ella
tenía un cuchillo clavado en el tórax. El hijo menor lo
habían ocultado los vecinos en una vivienda.
La Policía Nacional llegó justo un instante después de que
el guardia redujera al hombre. Los sanitarios del 061
atendieron a los heridos, incluido al agresor, en manos ya
de la Policía, y la mujer y el hijo mayor fueron trasladados
al Hospital Universitario donde fueron intervenidos por los
numerosos cortes que presentaban por arma blanca.
La mujer está restablecida y se repone en el clínico, igual
que el hijo mayor cuyo pronóstico era de más gravedad al
creerse que los profundos cortes pudieran haber dañado
nervios y tendones de la mano. El hombre tras ser curado fue
conducido a la Comisaría para prestar declaración y ser
puesto bajo vigilancia del Ejército hasta tanto acuda al
juez, previsiblemente hoy.
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De los calabozos de Comisaría a custodia militar
Una vez que el detenido preste
declaración ante la Policía Nacional (puede hacerlo o no) al
objeto de cumplimentar las diligencias oportunas y dar
trámite judicial, por su condición de militar pasará a ser
custodiado por el Ejército -lo hizo ayer mismo- hasta tanto
pase a disposición judicial, cosa que sucederá
previsiblemente hoy. El detenido será trasladado al juzgado
de primera instancia e instrucción número 4, competente en
asuntos de Violencia de Género. Si se dictare privación de
libertad deberá cumplirse en un recinto de Defensa como
corresponde por su profesión al ser suboficial del Ejército.
La Policía cumplimentará las diligencias para que, si acaso
hoy, todo quede en manos del juez.
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