La inauguración del acto que ayer conmemoró el XXXII
aniversario de la Constitución Española corrió a cargo del
delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, que dedicó
parte de su intervención a destacar el crecimiento
experimentado por España en estos 32 años de vigencia de la
Carta Magna, “que han sido también de crecimiento de
bienestar, de derechos y libertades de los españoles, y
crecimiento de una sociedad más justa y solidaria, que está
en plenas condiciones de asumir los retos propios de una
sociedad madura y democrática, plenamente integrada en
Europa”.
Chacón también recordó en el transcurso del acto celebrado
en el Salón del Trono del Palacio Autonómico, las medidas
que el Gobierno de España está tomando para hacer frente a
la crisis internacional. En este sentido, durante su
intervención explicó que el Gobierno de España, presidido
por José Luis Rodríguez Zapatero, trabaja en una triple
dirección conformada por la austeridad en el gasto público,
las reformas del sistema productivo y la cohesión social,
tres ejes que componen una hoja de ruta cuyo objetivo final
no es otro que la recuperación económica, el reforzamiento
de la competitividad y la creación de empleo. Por lo que no
dudó un instante en solicitar la colaboración de todos los
ceutíes en este objetivo “ambicioso pero necesario, que
requiere de un gran esfuerzo de toda la sociedad española”.
En su guiño a toda la cartera de derechos y deberes que la
Carta Magna ha dado a España, Chacón hizo especial hincapié
en “el consenso, el entendimiento y la firme voluntad de
todos para alcanzar el acuerdo, lo que impregna el verdadero
espíritu de nuestra Constitución, que ha logrado hacer
compatible la unidad política y económica de la Nación con
su propia pluralidad. Y ello justifica que hoy le rindamos
nuestro homenaje conmemorándola en este sencillo acto”,
precisó.
En la fase final de su intervención, el delegado del
Gobierno pidió al auditorio una respuesta social a la
violencia que pasa, también, por encarar de manera decidida
problemas tan preocupantes como la violencia de género, “una
intolerable amenaza que exige el compromiso unánime de toda
la sociedad”. Por lo que apeló a la educación como un
“sólido recurso” recogido en la Constitución, “elemento
fundamental en la formación de ciudadanos libres,
responsables y comprometidos con la sociedad y la paz”, con
el que se puede actuar como prevención y antídoto contra la
violencia en cualquiera de sus manifestaciones.
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