Con claras señas de agradecimiento y sinceridad en sus
palabras la XII Premio Convivencia, Helen Lieberman, confesó
ayer ante los cientos de asistentes al acto que la
homenajeaba llevarse de regreso a su hogar, no sólo “un
premio generoso y una estatuilla preciosa”, sino “los
ideales de convivencia encarnados por esta ciudad arco iris,
Ceuta”. La galardonada, que se quedó sin palabras ante la
emoción del momento, reconoció que esta condecoración se la
atribuía a “los nobles valores” de su organización
humanitaria, una de las más importantes de Sudáfrica.
“Cuando me vaya para casa, al que es probablemente el punto
más lejano de Ceuta en este continente, no sólo me llevaré
un premio tan generoso y esta preciosa estatuilla. También
me llevo los ideales de convivencia encarnados por su ciudad
arco iris, Ceuta, y por su tan encomiable Fundación, que ha
tenido la gentileza de acercarse a los nobles valores de
‘Ikamba Labantu’ como parte de la nación del arco iris
sudafricano”. Emocionada, sin saber qué palabras dirigir al
auditorio por la emoción y el entusiasmo del momento, se
mostró Helen Lieberman, que ayer fue condecorada con el XII
Premio Convivencia Ciudad Autónoma de Ceuta, en un sencillo
pero emotivo acto que tuvo como escenario el Salón del Trono
del Palacio Autonómico.
Durante su elocución, la galardonada también describió la
percepción que se ha llevado estos días de la tierra ceutí;
una ciudad que, “a través de su historia, geografía y
estructura social encarna la convivencia. Un ideal que mi
país, tras siglos de lucha y desigualdad, se está esforzando
por alcanzar”, admitió Lieberman, que además hizo un guiño a
los pasos de grandes figuras que en anteriores ocasiones han
recogido su condecoración del Premio Convivencia.
Encantada con la belleza de una tierra que para ella ha sido
sinónima de integración y tolerancia, la XII premiada quiso
dejar atrás los años oscuros del ‘Apartheid’ en Sudáfrica y
desear que el concepto de convivencia que ha visto
representado en Ceuta “cierre las brechas entre los seres
humanos y proporcione un futuro de esperanza a aquellos que
parecen no tenerlo”, exclamó. Pese a haber vivido tiempos
donde la opresión y la brutalidad se daban la mano y la
desesperanza era una forma de vida, Lieberman relató al
auditorio una breve síntesis de su trayectoria profesional y
personal, sin dejar que la tragedia se adueñase de sus
palabras para acabar confesando estar muy complacida y
agradecida por haber trabajado “con seres humanos que
realmente han personificado el verdadero activismo social”,
apuntó Lieberman, aclamada por los aplausos de todos los
asistentes.
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“Nuestras Mamas y Tatas, nuestros héroes del animato”
Hay miles de ellos en los
distritos segregados de Sudáfrica pero sus nombres
permanecen en silencio. Sin embargo ayer, la ‘madre Teresa’
no pudo obviar durante su discurso la labor que realizan las
Mamas y Tatas, “héroes anónimos” que han trabajado durante
años para tratar el sufrimiento de otros y mejorar la vida
de sus conciudadanos con escasos recursos o sin ellos, y con
apenas reconocimiento o sin él. La galardonada con el Premio
Convivencia explicó al auditorio el significado de respeto y
afecto que conllevaban dichos términos y partió una lanza a
favor de una labor que lucha por el cambio en los pobres
distritos de crecimiento descontrolado. “Ellos protegen,
educan y proporcionan un sentido de pertenencia a los niñas,
a las personas vulnerables y a ellos mismos”, confesó Helen
Lieberman. No olvidó mencionar a Tutu y Florence, dos
personas que para la homenajeada cobraron especial valor ya
que “nunca han recibido nada y aún así dan su vida a otros”.
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