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ACTUALIDAD - SÁBADO, 28 DE AGOSTO DE 2010


inmigrante cansado. fidel raso.

inmigracion
 

“¿Dónde estamos? ¿Estamos en España? ¿En Ceuta o en Melilla?”

La ciudad recibe a 12 nuevos inmigrantes
subsaharianos entre los que se encuentra un menor de 15 años de Chad, que gritó “¡Ceuta! ¡Ceuta!” cuando supo dónde estaba
 

CEUTA
José Manuel Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

En plena efervescencia de las protestas protagonizadas por los inmigrantes residentes en el CETI, que se quejan de su situación “de encierro”, llegan a la ciudad 12 nuevos subsaharianos que fueron localizados en dos pateras diferentes -5 viajaban en la primera y 7 en la segunda- y que fueron rescatados por la embarcación de salvamento marítimo ‘Salvamar Gadir’. Entre estos inmigrantes se encuentra un menor que dijo tener 15 años y que afirmó ser originario de Chad.


“¿Dónde estamos? ¿Dónde estamos?”. Eran las escuetas preguntas que no dejaba de repetir el miembro más joven del grupo de los 12 inmigrantes de origen subsahariano que ayer fueron rescatados por la ‘Salvamar Gadir’, el cual, “una vez que se tranquilizó”, pidió a los miembros de Cruz Roja que le atendían que le dijesen si se encontraba en España y si, concretamente, se encontraba en Ceuta o en Melilla. Este joven, que afirmó llamarse Aurla, tener 15 años y ser originario de Chad, una vez que le confirmaron que había sido trasladado a la ciudad, gritó varias veces “¡Ceuta! ¡Ceuta!”, tal y como explicaron los miembros de Cruz Roja. La pesadilla de este menor de edad terminó, por lo menos temporalmente, ayer. Muchos otros como él se han quedado en el camino.

En plena efervescencia de las protestas protagonizadas por los internos del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), que piden en las calles de la ciudad una solución a su situación “de encierro”, el drama de la inmigración trajo ayer a Ceuta a nuevos subsaharianos en busca de la promesa del “sueño europeo”.

A las 11:08 horas, la ‘Salvamar Gadir’ y la ‘Salvamar Alkaid’ recibieron un aviso del buque ‘Ceuta Jet’, el cual divisó a 5 de los mencionados subsaharianos remando a 6 millas y media de la ciudad. Estos inmigrantes, que fueron recogidos finalmente por la embarcación ‘Gadir’, viajaban una vez más en el precario medio de transporte que ya se ha hecho tristemente célebre en el Estrecho: la habitual balsa de plástico infable con remos de juguete. Fue la primera de ellas, porque veinte minutos después, el barco ‘Euroferrys Pacifica’ localizó a la segunda, ocupada por 7 tripulantes, a 4 millas de la ciudad. El vehículo en el que viajaban, el mismo. “El barco paró de repente y todos nos asomamos: fue cuando vimos la patera”, afirmó la vecina de la ciudad Cristina Gómez, que explicó que “el buque esperó a que llegara la embarcación de salvamento y todos presenciamos la dura situación”. Fue también la ‘Salvamar Gadir’ la que se encargó de este rescate.

Agotados

Cuando llegaron al Puerto Deportivo de la ciudad, los 12 nuevos inmigrantes rescatados llevaban una vez más el sufrimiento en sus rostros. El físico y el psíquico. Dos de ellos presentaban “los clásicos síntomas de hipotermia leve que se dan en estas situaciones”, mientras que siete habían sido víctimas de mareos y vómitos. Absolutamente todos eran “presa del cuadro típico de cansancio causado por un largo periodo de tiempo sometidos a la acción del mar, pero de ninguna incidencia de gravedad”, explicó el enfermero de Cruz Roja que coordinó a los miembros de esta entidad que les atendieron, que añadió que no fue “preciso” trasladar a ninguno de ellos a un centro sanitario.

Los 12 subsaharianos rescatados se apostaron extenuados -muchos de ellos envueltos en mantas- bajo la escasa sombra del recinto del Puerto Deportivo para esperar a los efectivos de la Policía Nacional que les trasladarían a la Comisaría para su filiación. Casi todas las cabezas estaban gachas y casi todas las miradas se perdían en el hormigón del suelo. Los agentes de Cruz Roja repartieron entre ellos las mencionadas mantas, además de ropa y calzado nuevo y botellas de agua.

La Guardia Civil prestó también su apoyo en esta operación. Los 12 inmigrantes subsaharianos fueron llevados por la Policía Nacional, tras su filiación, al CETI. Han sobrevivido a una de las pruebas más duras de su camino al “sueño europeo”. Les queda otra: la prueba del “hastío”, a la que sus otros compañeros se enfrentan en las calles.
 


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