Con una estampa sencilla y profunda, la Virgen de África
volvió a recorrer, en su salida procesional coincidiendo con
el día de su celebración, las calles de Ceuta. Ésta salió
del templo para presidir la misa pontifical y posteriormente
recorrer las calles ceutíes acompañada en todo momento por
un gran número de ‘caballas’ que se lanzaron a la calle para
poder observar de cerca las evoluciones de una procesión con
gran tradición en la ciudad.
A las 20.00 horas el obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta,
Antonio Ceballos Atienza, concelebró con el clero de nuestra
Diócesis la Solemne Misa Pontifical, donde cientos de
ceutíes ya ocupaban los asientos ubicados para la ocasión
por la Ciudad Autónoma.
Los nardos y las rosas blancas que exornaban el paso
realzaban aún más la grandeza de esta imagen que iba
ataviada con su manto de tisú de plata bordado en oro y con
un tocado prestado por el padre Francisco Jesús Fernández
Alcedo, quien ha oficiado este año la Novena, y que fue
confeccionado con el paño de altar donde se ordenó este
sacerdote.
Desde su Santuario, y sin escatimar ningún esfuerzo, siendo
perfecta conocedora de la devoción que sienten por ella sus
hijos caballas dio comienzo la procesión.
La Patrona comenzó a recorrer las calles de su Ceuta después
de haber recibido los primeros elogios en la misa celebrada
con anterioridad.
Alrededor de las 21:00 horas, Santa María de África percibió
los primeros aplausos hondos y con sentimiento, los primeros
vivas y los primeros flashes dirigidos expresamente a su
figura como única protagonista de la noche caballa.
Comienzan a retirarse las sillas colocadas para poder
presenciar la misa, una sección de Escolta y la Banda de
Guerra del RAMIX-30 llega al fondo por uno de los laterales
de la Plaza de África por la banda cercana a la Catedral.
Se posiciona firme y recta al son de la música, el público
lo percibe y se inicia el habitual enlace de tantos años
entre ciudad y ejército. Una sincronía simbiótica
perfectamente percibida.
La Patrona se desplaza con su primera marcha al fondo
sonando en su nombre que la acompaña. Aumenta la expectación
y el número de personas que se arremolinan en torno a los
diferentes conductos cercanos al cortejo procesional.
Con un largo etcétera de participantes desde las Cofradías
derivadas de la Virgen hasta las de otras imágenes, como el
Consejo de Hermandades o las primeras autoridades civiles y
militares acompañaron de forma solemne a la procesión para
conducirla por el lateral de su Santuario y seguir
circunvalando a la Plaza de África para tomar la calle
Edrisis y la vertiente por la calle Jáudenes.
Como cada año, los costaleros llevaron a nuestra Patrona con
mucho mimo, andando sobre los pies y al son de las marchas
que la Asociación Cultural Banda de Música Ciudad de Ceuta
entonaba.
Como siempre, desde hace ya catorce años, la Virgen de
África procesionó portada por los costaleros, en la calle
Jáudenes volvió a llover, cayendo miles de pétalos de
flores, los cuales fueron acariciando con delicadeza la
bella talla de Nuestra Señora, y donde en cada uno de ellos
iba el deseo, la petición, el cariño y el amor de toda la
buena gente de este pueblo caballa.
La procesión desembocó en su trayectoria a Victori Goñalons,
encarándose Colón, discurriendo por Padilla, para
posteriormente encarar el paseo del Revellín hasta llegar a
la Plaza de la Constitución, donde, como marca la tradición,
se celebró la Salve conmemorativa, una Salve que cada año se
reza con más solemnidad si cabe, mirando hacia el Estrecho.
Una vez terminada dicha salve, se continuó por el Paseo de
las Palmeras, para posteriormente dirigirse hasta su
Santuario, donde nuestra Patrona se despidió de todos los
ceutíes hasta el año que viene.
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