La inspección médica escolar será el principal agente
encargado de vigilar que se erradican los alimentos ricos en
calorías y pobres en nutrientes de la dieta de los escolares
ceutíes, como acordó en su última reunión el Consejo
Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para combatir
el problema del sobrepeso y la obesidad infantil. Las
medidas aprobadas abarcan tanto a las máquinas expendedoras
como a comedores, bares o locales similares situados en los
centros escolares. La Ciudad también hará un nuevo estudio
antropométrico sobre los niños con edades entre los 6 y los
12 años.
El patrón epidemiológico ascendente del sobrepeso y la
obesidad infantil se ha convertido en un problema de salud
pública que preocupa tanto al Ministerio de Sanidad y
Política Social como a la Consejería de Sanidad y Consumo de
la Ciudad Autónoma.
No en vano el Consejo Interterritorial de Salud ha aprobado
un documento que pretende erradicar los alimentos insanos y
las dietas hipercalóricas en los centros escolares, mientras
la Ciudad Autónoma prepara para principios de curso un
estudio sobre la prevalencia de este problema de salud, que
en la última medición, de 2005, afectaba al 23 por ciento de
los niños y niñas ceutíes de 5 a 14 años.
En todo caso, el jefe del Servicio de Prevención y Promoción
de la Salud de la Consejería, José María Sánchez, ha
matizado que el documento aprobado por el Consejero
Interterritorial, que debe todavía ser aprobado por el Pleno
de Salud Pública, no ‘prohíbe’ que se oferte ningún tipo de
alimento en los centros escolares, sino que ‘recomienda’
determinadas medidas que las autoridades sanitarias dan por
sentado que asumirán los responsables de los respectivos
colegios. El principal agente en la labor de control será la
inspección médica escolar.
De esta manera se pretende eliminar de las instalaciones
escolares la oferta de aquellos alimentos que son ricos en
calorías y pobres en nutrientes, tales como los polos, las
golosinas y similares.
De la misma manera, deberán desaparecer de las máquinas
expendedoras todos los alimentos que tengan más de 200
kilocalorías, en los que no más del 30 por ciento de ellas
deben proceder de hidratos de carbono y no más del 35 por
ciento de las grasas. De estas grasas, sólo un máximo del 10
por ciento deben ser saturadas. La cantidad de sal también
debe reducirse a no más de medio gramo. Quedan también
excluido de los componentes del alimento ofertado los
edulcorantes artificiales, la cafeína o cualquier otra
sustancia estimulante.
Según continuó Sánchez, estos criterios deben aplicarse
también a los refrescos, sobre todo los que poseen un alto
componente de azúcares, que además de contribuir
ostensiblemente al aumento del peso no sacia la sed.
Las recomendaciones no sólo tienen un carácter restrictivo.
También se aconseja lo que sí se debe ofertar a los
escolares: aguas envasadas, leche, productos lácteos como
yogures o batidos, quesos con bajo contenido en grasas,
fruta fresca, zumos de fruta natural sin edulcorantes,
cereales, galletas y bollería que no exceda de los
componentes nutritivos anteriormente enumerados, helado,
bocadillos y sandiwches y panadería.
La medición antropométrica de los escolares se acompañará
una encuesta para ellos y su familia sobre hábitos
alimenticios.
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La epidemiología de la obesidad ha subido casi dos puntos en
todas las ciudades españolas
El estudio antropométrico que
piensa poner en marcha la Ciudad el próximo curso se
centrará en todos los niños y niñas de 6 a 12 años y
pretende determinar variables como la masa corporal, el
porcentaje de grasa acumulada, etc. La Consejería está
interesada en saber si se han superado los niveles de
sobrepeso y obesidad infantil que se padecían en 2005,
cuando la última medición. Todo hace suponer que,
efectivamente, la prevalencia del problema ha aumentado a
pesar de la insistencia de los programas de salud pública en
esta materia. Esta ha sido, al menos, la tendencia en el
conjunto del territorio español. Según las últimas
estimaciones, el problema ha seguido una curva ascendente en
la mayoría de las ciudades donde se ha realizado algún
análisis. De esta manera, la prevalencia del sobrepeso y la
obesidad infantil se ha elevado al menos dos puntos
porcentuales en la mayoría de España en el último lustro.
Patrón epidemiológico que justifica el documento aprobado
por el Consejo Interterritorial.
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