Fueron horas de tensión, de muchos nervios, de puro
agotamiento y, por momentos, casi de terror. Pero han
terminado por fin y España ha salido victoriosa. La
selección se hizo ayer con el Mundial de Sudáfrica y todos
los ceutíes estuvieron luchando codo con codo con sus
jugadores. Hoy todavía muchos se tendrán que pellizcar la
mejilla. Hemos ganado.
A estas alturas, posiblemente muchos todavía ni siquiera se
lo creen. Pero sí, hay que pellizcarse las mejillas una vez
más: España ha ganado el Mundial. Uno de nuestros grandes
sueños deportivos se ha hecho realidad en Sudáfrica:
derribar a una selección holandesa que no puso las cosas
nada fáciles a la española pero que también destacó por
haber practicado un juego completamente antideportivo.
Fue una noche de nervios, de cansancio y, por momentos, casi
de puro terror ante uno de los partidos más agotadores e
inicialmente frustrantes a los que España se ha enfrentado
en este Mundial. Y no sólo fueron los jugadores de la
selección los que sudaron: todos los españoles se volcaron
desde las primeras horas del partido para no dejar ni un
minuto solos a los portadores de La Roja.
Ceuta, por supuesto, no ha sido menos. Desde el Hacho hasta
Benzú toda la ciudad se ha entregado como la que más,
llevando los colores rojo y amarillo a lo más alto, apoyando
la deportividad de España frente a la brutalidad casi anti-futbolística
de Holanda. Y es que, con total independencia de lo que han
sido los resultados finales del encuentro, la selección ha
vuelto a jugar un gran partido: uno de sus mejores partidos
no sólo de este Mundial en concreto, sino de toda su
historia. España ha demostrado que, con un juego impecable,
se puede hacer frente a las malas artes y a la poca
deportividad de un equipo que, en ningún momento, dejó que
el fútbol en estado puro fluyese con normalidad.
Las cosas no van a volver a ser lo mismo para el fútbol
español. Volvemos de Sudáfrica con la Bandera ondeando, con
los colores brillantes, con la moral fortalecida por la
lucha. Y Ceuta es la puerta de África, la puerta que recibe
a la selección que ha barrido el continente.
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