El estudio elaborado hace 14 años y del que formó y forma
ahora parte Ceuta permitió, entre otras cosas, “asociar
mayoritariamente” las carencias de servicios básicos en la
vivienda o en los cascos de las ciudades y el paro a las
promociones de vivienda construidas en las décadas de los 40
a los 60.
Las barriadas analizadas en Ceuta se incluían dentro de la
clasificación de “periferias mixtas”, mientras que el otro
gran epígrafe fue el de “cascos históricos”. La tipología en
la que estaba encuadrada la ciudad autónoma era la sexta
forma de crecimiento de la población asociable con áreas
vulnerables. El indicador de vulnerabilidad fundamental en
estas áreas era el paro, que caracterizaba al 89% de la
población, las carencias en las viviendas, al 26%, y el bajo
nivel de estudios, con un 35%. Este modelo de crecimiento
era entonces el principal en este tipo de zonas deprimidas
tanto en Castilla la Mancha como en Ceuta y Melilla.
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